Columnistas

Venezuela y su horizonte negro

09 de diciembre de 2014

Es muy probable que el 2015 sea el año de Venezuela, y lo sea para mal. Al desastre administrativo que significa Nicolás Maduro y su engranaje burocrático se le suma ahora el desplome de los precios del petróleo que se sentirá con mayor fuerza en las primeras semanas de enero. La combinación de ambos dolores de cabeza es una pesadilla social que terminará desastrosamente mal.

Suena apocalíptico pero es cierto. Lo signos del deterioro del chavismo se han hecho evidentes con la criminalización de la oposición, el exacerbado delirio de persecución y el nulo reconocimiento de los graves problemas que aquejan al Estado. La culpa siempre recae en alguien más y mientras el país se desmorona es más importante ampliar la brecha entre chavistas y oposición que ajustar las tuercas de un gobierno incompetente.

En el Partido Socialista Unido Venezolano (PSUV), colectividad sin contrapesos en la política interna, la lucha interna explotará más temprano que tarde, pues es un secreto a voces que Maduro perdió las riendas del país. Siempre preocupados por la oposición, será posiblemente al interior del oficialismo desde donde se construya un ataque político o militar al Mandatario.

La oposición, por su parte, es un desastre. No logró organizarse en década y media y aunque ahora despuntan algunos nombres de fuerza, la vergonzosa justicia vecina se empeña en abrir investigaciones sin pruebas y callar la disidencia poniéndola tras las rejas. Al caso de Leopoldo López, detenido en contra de las recomendaciones de la ONU misma, se le sumó la semana pasada el amedrentamiento de María Corina Machado, acusada de hacer parte de un complot para asesinar a Maduro. La imputación no tiene ni pies ni cabeza.

Las próximas elecciones presidenciales están planeadas para el 2018 pero es muy probable que Maduro no llegue. El 2015 parece alinear todos los desastres posibles para que se haga aún más evidente su desgobierno y allí empezaría a encenderse la llama de la revuelta social.

Será desastroso para el continente que Venezuela entre en una espiral de violencia y hacia allá lo está llevando el Ejecutivo que se amarra al timón mientras hunde el barco y los ahoga a todos. Por eso en muy poco tiempo empezaremos a ver las marchas masivas en las calles y el principio del fin del ciclo rojo.