Columnistas

“Venganza de Dios”

16 de octubre de 2016

El pecado social hoy, como en la época de Jesús, es cada vez más fuerte. Son miles y miles las voces que piden justicia en las calles y en los campos, que no necesariamente son todas estas manifestaciones públicas que estamos viviendo en algunas ciudades del país, esas no son voces de justicia, son voces exteriores que buscan algo más que protagonismo. Estas voces que brotan del evangelio son voces silenciosas que claman sean escuchadas por Dios.

Muchos piensan que el camino que lleva a ser escuchadas estas voces, pasa a través de una revolución interhumana o marxista, otros suponen que este mundo ya no tiene solución y elevan la plegaria hacia la altura, suplicando la respuesta de Dios o del destino.

La viuda del evangelio no tiene la posibilidad de tomarse la justicia por su mano o por su cuenta, como mujer y como oprimida es incapaz de ajustar las cuentas con su adversario. Por eso no le queda más remedio que importunar al juez día tras día, hasta que logre cansarle, recibiendo su justicia. Este juez nos ayuda a comprender la situación de Dios, que día a día escucha los gemidos de los justos, no “marchantes”, que suplican. Dios hará justicia sobre toda las historia de los hombres.

La palabra que el texto castellano traduce por justicia es más hiriente y significa “venganza”. !Dios se vengará de aquellos que oprimen a los elegidos! Lo que podemos llamar “venganza de Dios” no es otra cosa que su amor salvador reflejado en la cruz de Jesucristo. Dios se venga de todas las divisiones e injusticias de la historia, situando en el centro de la tierra un principio de salvación universal: la cruz de Jesucristo.

El problema fundamental no reside en la división social de este mundo, ni en los del SI ni en los del NO, si vamos a la democracia ganó el NO y punto. El problema es la fe, la fe en Jesús, que sabe de verdad asumir el dolor y el sufrimiento de las víctimas y el dolor de nuestro país y transformar nuestra historia desde el mismo centro. Se necesita FE y ORACIÓN. Fe para que sigamos el camino de Jesús. Fe para superar las divisiones que nos agobian en estos momentos. Fe para que este sufrimiento se convierta en transformante y el poder de los líderes venga a ser servicio en favor de los pequeños.