Visión Colombia 2030
Por Piedad Patricia Restrepo*
piedadpatricia@gmail.com
Hasta hace muy pocos años hablar de sostenibilidad no era para nada atractivo. Un concepto algo complejo o distante del imaginario de la mayoría de personas e instituciones. Esto ha venido cambiando, en gran parte, gracias a la nueva agenda mundial de Objetivos de Desarrollo Sostenible.
Esta agenda da continuidad al compromiso de la mayoría de países en cuanto al establecimiento de cuáles son los principales desafíos que enfrentan y la visión de la trayectoria y logros en un lapso de quince años para dar cuenta de un desarrollo humano integral.
Luego de tres años de que el país suscribiera la Agenda de Desarrollo Sostenible, por fin salió a principios de noviembre el muy esperado documento Conpes de propuesta de indicadores y metas para el país y las regiones en dicha agenda. El documento está en borrador y a la espera de comentarios de los grupos de interés hasta el final de esta semana.
En total son 16 metas trazadoras, entre las cuales están indicadores como: incidencia de pobreza monetaria, tasa de mortalidad por desnutrición en menores de cinco años, tasa de cobertura en educación media, tasa de homicidios, tasa de desempleo, déficit cuantitativo de vivienda, reducción de gases de efecto invernadero, entre otros.
Esta propuesta constituye una visión de lo que el país debería y podría alcanzar a 2030. Así, se podría destacar: alcanzar un Gini de 0.45, que significaría pasar de ser un país de alta desigualdad a uno de relativa desigualdad; reducir la pobreza monetaria de 27,8 % a 18,7 %; pasar de una tasa de desempleo de 8,9 % a 6,8 %, esto es, acercarla más al promedio de países latinoamericanos, bajar la tasa de homicidios de 26,5 a 10 por cien mil habitantes, dejando atrás la epidemia de la violencia homicida.
Aunque todas las metas son susceptibles de revisión, sobre dos de ellas vale la pena puntualizar: la primera, es la tasa de mortalidad por desnutrición en menores de 5 años, que pasaría de 6,8 a 5; las apuestas deben reflejar prioridades, y una de ellas como imperativo ético debería ser que ningún niño muera en Colombia por falta de una nutrición adecuada.
Así, la meta debería ser cero y no cinco. La segunda es la tasa de cobertura en educación media que pasaría de 77,8 % a 100 %; aquí podría buscarse un indicador más adecuado que dé cuenta no solo del acceso sino también de la permanencia y culminación, esta podría ser la tasa de graduación que a 2014 estaba en 55,7 %, llevarla 30 puntos por encima, nos llevaría a casi 86 % de graduación de la media a 2030.
Por último, los candidatos a la presidencia deberán estar alineados con esta apuesta, y deberán dar cuenta en los debates de qué estrategias pondrán en marcha para avanzar al 2022 en las metas propuestas. El logro de los objetivos dependerá del compromiso de todos los gobiernos, la continuidad de las políticas y la articulación con diferentes actores sociales. No puede ser la apuesta de un gobierno, tiene que ser una política de Estado.