Columnistas

VOLVER Y AGRADECER

09 de octubre de 2016

En un mundo globalizado que funciona con la economía de mercado y financiero, que se mueve por el dinero, las obligaciones y los intereses particulares, es evidente que no genere espacios para la gratuidad, gratitud, lo gratuito.

La acción de gracias “Eu-caristia” y toda actividad gratuita, no tienen, fácilmente, lugar en un mundo así. Dar gracias es sencillamente un protocolo “ligero” de cultura. De hecho, cuando no se dan gracias..., no pasa nada. Quizá se pasa un poco por “maleducado” y punto. Pareciera que lo gratuito –gratis- no fuera del orden de lo necesario y obligatorio entre nosotros los seres humanos. Por eso no es esencial.

En la palabra de Dios, de este domingo, Jesús nos dice que solo un leproso de los 10 regresó para dar gracias; ¡dar Gloria a Dios por ser curado! Los otros 9 quedaron limpios, pero no curados, y la verdad que esto no es lo mismo. Hoy, podemos ser muy limpios pero mal educados. Muy competentes pero en nuestras relaciones: poco agradables–agradecidos- sin ninguna gracia, “des-agradecidos, des-gracia-dos”.

Sin duda, podemos agradecer mucho a las personas por su cercanía y bondad, por su delicadeza y sentimientos; pero de nuevo: (como los 9 leprosos) seguimos purificados, pero no sanados: agradecidos, agraciados.

No se nos ocurre –no a todos- agradecer cada día por un nuevo amanecer, por el agua de vida, por el aire que respiramos, por una puesta del sol que propicia un merecido descanso. Esto lo consideramos simplemente: normal. Es parte del “paisaje” humano, natural.

Es probable que si no necesitamos (cada uno busca como ideal ser auto-suficiente) agradecer a otros, menos lo haremos a Dios, el Creador. Alabarlo por su bondad y grandeza para con todos nosotros, cada día.

Parece normal, simplemente natural, que si hoy nos levantamos, respiramos, es porque así es. Hasta que un día descubramos que no respiramos más... Lo dicho, somos desagradecidos, somos purificados, pero no curados. Seguimos siendo “de los 9 leprosos” que simplemente pueden certificar que están limpios, pero no fueron sanados. Seguimos siendo “maravillosos en todo, autosuficientes, muy humanos..., pero sin Gracia, desvinculados de la gratitud..., o sencillamente: “des-agradecidos”. Penoso, lamentable.

En un mundo viciado por intereses individuales y sobre todo: Egoístas. Es difícil; pero necesario, descubrir y recuperar el valor de lo gratuito, sin costo e interés. Volver al mundo de la gracia de la gratuidad, construido en las antípodas de un mundo efectivo, interesado, capitalista y financiero. Desde esta perspectiva, es comprensible la felicidad que se reconoce en los pobres, para los que se asigna la plenitud de la gracia y gratuidad: El reino de los cielos.

Qué bueno poder volver a la Gracia. “Agradecer” y retornar, como el único leproso para dar gloria a Dios. Limpio y sanado. Un hombre nuevo. Qué bueno, poder vivir agradecidos, pues en ello se juega, lo mejor de nuestra vida y libertad, frente a todo. Nuestra salvación y liberación. El Reinado de Dios, entre nosotros.