Columnistas

Vuelven las clases de historia

01 de enero de 2018

Volverán las clases de Historia de Colombia a los colegios. Habían desaparecido del pénsum desde 1994, durante el gobierno de César Gaviria. Se lo debemos a la senadora Viviane Morales, quien llevó el proyecto al Congreso y la semana pasada fue firmado por el presidente Santos.

Ahora tendremos que esforzarnos por enseñar una historia crítica y reflexiva, no aquella que se enseñaba hace más de 25 años limitada a “próceres”, fechas y batallas. En el momento clave que atraviesa Colombia, es precisamente esa historia analítica la que se necesita para seguir entendiendo los procesos que nos han instalado en este presente. Además, es disciplina básica para trazar prospectivas.

Me parece que por esa razón tantas personas deliran en las redes sociales, porque no saben o no conocen la historia colombiana del siglo XX (y fuera de eso, los que vieron Historia en el colegio, se enteraron solo de los problemas entre Bolívar y Santander). Así que hay un craso desconocimiento de los procesos que nos llevaron a vivir la violencia y la corrupción que han marcado los últimos años de la historia del país.

Y ahora que volverá el tema a las aulas de clase, es importante señalar también que no solo se debe volver a enseñar una historia nacional, sino también la historia local y regional. Lo primero que deben saber las niñas y los niños que llegan a sus primeras clases es dónde viven y qué ha pasado allí antes de que ellos nacieran. Esto impide el síndrome de Adán, que muchos padecen, convencidos de que la vida comenzó con ellos...

Además, es cierto lo que en su momento dijo la senadora Morales: “Los jóvenes de estratos altos, con educación bilingüe, terminan conociendo más la historia de esas naciones, que la propia”. Son los millennials de hoy, que además de insatisfechos y desorientados, nada saben de la historia del mundo donde viven. ¿Y para qué tendrían que saberlo? Porque al entender los procesos históricos, pueden rebajarse los niveles de ansiedad: cuando se sabe y entiende qué genera los problemas (historia), estos se pueden solucionar más fácil. De resto, es inventarse acciones desligadas de contexto, que no atinan ni media.