Columnistas

Yo me desconecto

02 de febrero de 2016

Por Manuela lopera
Universidad Pontificia Bolivariana
Ingeniería Aeronáutica, quinto semestre lopengil1396@gmail.com

“Un like y seremos más en la causa”, “comparte si estás de acuerdo”, “RT si también estás cansado de la injusticia”. ¿A que no tienen hasta semblante de valentía esos anuncios?

Suenan fuerte y retumban en quienes, día a día, encuentran en sus celulares los envalentonados post de quienes se arman de coraje para opinar sobre este mundo de cabeza. Sin embargo, aunque alzan las voces y dan sus mejores argumentos, no levantan la cabeza de ninguno que los lee.

Ya muchos han normalizado la violencia y la situación decadente del país, han preferido ignorar los problemas en el Medio Oriente, la hambruna y las amenazas internacionales. Pero se vuelve gracioso cuando solo hace falta que en redes circulen noticias e imágenes desgarradoras para que los más entusiastas se pongan en acción y escriban párrafos enteros de indignación en sus muros de Facebook y tweets que revientan de inconformidad y palabrotas, que no pasan de eso.

Jóvenes, niños y viejos se han cruzado de manos a esperar, como diría Juvenal, dos cosas: Panem et circenses, (Pan y circo). Y me atrevería a decir que ni siquiera pan, porque nos lo quitan de la boca y seguimos sentados y callados, como niño petrificado por la mirada de una madre que promete un regaño por regarse el jugo en la camisa.

Todos hipnotizados y alentados por sus celulares se tragan cualquier cosa, pensando que, al escribirlo en la red, mágicamente su inconformidad luchará como soldado de infantería y logrará cambiar las situaciones.

Todos andan tan tumbados en el sueño de la globalización, que hasta se tragan entero los programas de entretenimiento que ofrecen los canales nacionales, donde no hay más que apologías a la ridiculez y copias de los numerosos reality show extranjeros, que ya hemos visto pasar por otros mil canales.

Vaya que es deprimente ver cómo toda una generación se esconde detrás del teléfono, cobijados por un like o un retweet, sin ser capaces, ni siquiera, de levantar la cabeza y hacer algo al respecto, pues aunque vean la fotografía del niño Aylan Kurdi y hasta pongan la bandera de Francia en su perfil, no logran desconectarse y ponerse manos en el asunto. Por eso, ya cansada de ver tanto y no hacer nada, yo me desconecto para obligarme a hacer algo

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