Colombia a través de Natalio Cosoy
¿Cómo es ser corresponsal extranjero en este país? EL COLOMBIANO le preguntó al argentino que cuenta nuestra realidad para la cadena BBC Mundo.
Natalio Cosoy escribe sus tuits en español y en inglés; se ha recorrido el Caribe y el Pacífico colombiano; como buen argentino, el mate no le puede faltar; y su antojo de asado lo ha sabido calmar en Bogotá, su lugar de residencia en Colombia.
Cosoy fue el invitado del Perfil Tuitero de esta semana, en el que habló de su pasión por el periodismo y su experiencia como corresponsal para BBC Mundo en Colombia.
¿Cómo fue su comienzo en el periodismo?
“¡Uy! Fue hace muchos años. Yo creo que las primeras incursiones fueron hace unos 20 años o más, luego tuve un paso muy formativo por un medio online y luego hice televisión dos años. Hace un poco más de diez años me fui a Londres a trabajar en BBC Mundo”.
¿Cuál de todas esas experiencias laborales recuerda con más cariño?
“Las dos que recuerdo con más cariño son las del portal, que se llamaba Ciudad Digital, luego Ciudad Internet.
También en el programa de televisión aprendí muchísimo, pero realmente el lugar más enriquecedor, interesante, con colegas de un nivel profesional increíble, ha sido la BBC”.
Como corresponsal, ¿le tocó Colombia o pudo elegir?
“Llegar a la corresponsalía fue una mezcla de oportunidad y elección; quedaba una vacante porque el corresponsal anterior había cumplido su ciclo, me presenté como candidato y fui seleccionado”.
¿Qué idea tenía de Colombia antes de llegar?
“En Londres tengo muchos amigos y colegas colombianos, así que estaba algo empapado de su cultura.
Pero descubrí un país muchísimo más rico de lo que imaginaba y, decididamente, más complejo, donde nada es realmente blanco o negro, así que hay que explorar y mostrar los grises para poder contar bien Colombia, su historia, su actualidad y su gente”
¿Hay algo del país que lo haya dejado realmente impactado?
“Las profundas marcas que deja el conflicto. Pero sobre todo cómo en muchas partes del país este se ha vuelto tan cotidiano que parece invisible.
También me ha impactado la inmensa diversidad y belleza natural del país. El Pacífico chocoano por ejemplo es una joya de Colombia”.
Los mismos colombianos decimos que “Colombia es un país contradictorio”, ¿usted lo ve así?
“Todos los países son en cierto modo contradictorios, en el sentido de que en su interior ocurren cosas que no parecen compatibles entre sí. Lo que sí creo es que Colombia es un país de altos contrastes por la inequidad, por ejemplo, por el gran desarrollo de las ciudades y el escaso desarrollo en muchas zonas rurales; por las grandes diferencias entre regiones y entre grupos poblacionales”.
¿Cuál ha sido el lugar de Colombia que más lo ha emocionado?
“No creo que sean los lugares lo que más emociona, sino las personas y su gente como dije: el Pacífico del Chocó”.
Qué es lo que más extraña de Argentina, ¿el bife? ¿los choripanes? ¿o el mate?
“¡Jaja! Mate tengo y tomo muchísimo. Conozco un par de lugares donde comer buen asado. Lo que más me costó encontrar fue buena pasta rellena y helado, ¡pero lo logré!, así que me doy por satisfecho”.
¿Qué de Colombia le recuerda a Argentina?
“Después de vivir casi diez años en Londres hay una cierta calidez que comparte toda América Latina y se agradece. También el loco amor por el fútbol, y el tango, sobre todo en Medellín.
Pero también son países muy diferentes: Argentina ha sido tierra de inmigrantes y Colombia de desarrollo poblacional muy orgánico, desde adentro, y una cultura muy afectada por los regionalismos”.
Si pudiera escoger una expresión colombiana para incluir en el diccionario de la RAE, ¿cuál sería?
“¡Todas! Si hay riqueza aquí es en el lenguaje, ya me declaré públicamente fascinado por el habla de Colombia y lo vuelvo a hacer. ‘Arrunchar’ por ejemplo es una hermosa palabra”.
¿Le molesta algo de Colombia?
“Por supuesto. Como en todas partes. Mire, para empezar, los trancones de Bogotá.
Y algo que es más propio de la capital que de otras partes: me gustaría que cuando la respuesta es ‘no’ me dijeran directamente; la excesiva cortesía es algo que el bogotano comparte con el británico. Otra cosa que duele aquí es el maltrato gratuito de quien tiene más poder a quien tiene menos”.
Si tuviera que recomendar a un escritor colombiano, ¿a quién recomendaría?
“Son muchos. Pero acabo de terminar ‘Sin remedio’, de Antonio Caballero. Un clásico. Así que recomiendo ese”.
¿Se quedaría viviendo en Colombia?
“La verdad, no lo sé, no es algo que he pensado. Pero no me parece mal lugar para vivir, Colombia es un buen vividero, ¿no?”