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Flores cargadas de amor para el mundo

Los crisantemos son apetecidos en el exterior para el Día de San Valentín. Muchos de ellos se cultivan en el oriente antioqueño.

Comunicadora Audiovisual y Multimedial. La fotografía y la radio acompañan mi pasión por el periodismo digital. Community Manager en El Colombiano.

13 de febrero de 2015

En Sydney, Australia, un joven se emociona cuando, en la búsqueda de un regalo para su novia en el día de San Valentín, encuentra unas bellísimas flores de colores vivos en cuyo empaque se alcanza a leer la frase: “product of Colombia”.

Mientras tanto, en Londres, una ama de casa busca en el supermercado las bellas y coloridas flores colombianas con los que acostumbra adornar y dar vida a su casa.

Esa fascinación que despiertan las flores de nuestro país en el exterior, es el reflejo del cuidado meticuloso con el que son cultivadas en el oriente antioqueño, desde donde realizamos la Twittercrónica de esta semana.

Flores El Capiro, en el municipio de La Ceja, nos permitió conocer, de primera mano, el proceso de cultivo de crisantemos de exportación, que por estos días son muy buscados en otros países del mundo debido a la celebración de San Valentín.

Jorge Mario Montoya, ingeniero agrónomo y jefe del centro de producción, fue el encargado acompañar nuestro recorrido y de narrarnos todo el proceso por el que pasaban los crisantemos, desde la siembra hasta la cosecha.

“El cultivo del crisantemo debe ser bajo cubierta, por eso desde que sembramos los esquejes de las plantas madre en las bandejas hasta el área de campo, éstas ingresan a un ambiente controlado, donde estarán bajo nuestra supervisión y cuidado para evitar que se estresen o pesquen enfermedades”, explica Jorge.

Todos los días, los empleados de Capiro están pendientes del avance de las flores; que crezcan derechitas y que tomen la luz necesaria para desarrollarse. Llama la atención la tranquilidad con la que cada empleado lleva su trabajo diario. Además no dudan en compartir un saludo y una sonrisa a sus visitantes. Esto pareciera transmitírseles a los pequeños seres vivos que tienen bajo su cuidado.

Así lo confirma Adiela Cardona, empleada de la compañía y quien se encuentra en el área de cosecha. Ella, dotada de guantes, riñonera y una gorra con un pañuelo arriba para cubrir toda la cara, sabe que el destino de las flores que recoge diariamente está en Estados Unidos o Europa, por eso se esmera en tratarlas con amor y delicadeza, para que quienes las adquieran, las reciban cargadas de estos sentimientos y lo transmitan a quienes deseen.

Luego de ser recogidos, los crisantemos se ubican dentro de unos baldes que montan en poleas y recorren todo el campo hasta ingresar al área de acabado y empaque, un espacio amplio, cerrado, con mesas altas e inclinadas, parecidas a las mesas de dibujo, donde un puñado de mujeres creativas dan el toque final a las flores, poniendo, en algunas de ellas, color y brillo con mirellas.

De ahí, ya las flores están listas para atravesar fronteras. En barco o en avión, éstas viajan miles de kilómetros dentro de un ambiente frío (2°C) que conservará toda su belleza y esplendor después de 30 días de viaje para llegar a las manos de hombres y mujeres, padres o madres y enamorados.