Océano de una luna de Júpiter podría ser más parecido al de la Tierra de lo que se creía
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Si se pudiera saborear la superficie de Europa, una de las más grandes lunas de Júpiter, tendría sabor a cloruro de sodio (NaCl), el componente principal de la sal marina. Este hallazgo revelado a través de un análisis espectral de la luz por investigadores del Laboratorio de Propulsión a Chorro de la Nasa se publicó en Science Advances y es sorprendente. ¿Por qué?
La superficie de Europa se conoce desde que fue fotografiada por las naves que la sobrevolaron en la década de los noventa (Galileo y Voyager), pero además de fotos estas devolvieron a la Tierra datos sobre lo que percibieron sus instrumentos científicos. Por eso se sabe que debajo de esta luna hay un basto océano y que su superficie es una capa de hielo. Esto ya se había sugerido antes, pero se pensaba que la sal en cuestión estaba basada en sulfato de magnesio, como las sales de Epsom.
La importancia de este descubrimiento
Un cambio en las técnicas de análisis condujo al nuevo descubrimiento. En este caso, los científicos utilizaron un espectrómetro que se concentraba en el espectro visible de la luz en lugar del espectro infrarrojo, junto con imágenes de alta resolución del Telescopio Espacial Hubble.
“Nadie había tomado espectros de longitud de onda visible de Europa antes de que tuviera este tipo de resolución espacial y espectral”, dijo a Science advances la autora principal del nuevo estudio, la científica planetaria Samantha Trumbo, del Instituto de Tecnología de California (Caltech).
La nave espacial Galileo no tenía un espectrómetro visible sino un espectrómetro de infrarrojo cercano, “y en el infrarrojo cercano, los cloruros no tienen características”, precisó la investigadora Trumbo.
El cloruro de sodio es lo que hace que el mar de la Tierra sea salado. Los científicos planetarios aseguran que los océanos de Europa son hidrotérmicamente activos, lo que indicaría que tendrían actividad volcánica. Esto desafía la comprensión actual de la composición geológica de este satélite natural y aumentaría la posibilidad de encontrar rastros de vida fuera de la Tierra en ella. Una teoría ampliamente aceptada por los biólogos y astrobiólogos de la Tierra es que la vida se formó cerca de respiraderos hidrotermales del fondo del océano, descubiertas en 1977 por un equipo de la Institución Oceanográfica de Woods Hole.
Los hallazgos no cuentan como una garantía definitiva de que el océano subterráneo de Europa está lleno de sal de mesa. La buena noticia es que la sonda de la Nasa Europa Clipper se lanzará en el 2020 y pasará por lo menos 45 veces por este objeto planetario. Los investigadores podrán buscar la sal y analizar su composición detenidamente.