Pegarse o no al celular, ese dejó de ser el dilema
La idea de que el tiempo que pasa frente a la pantalla define a un usuario se está replanteando
Quiero pasarme la vida aprendiendo cosas nuevas y me hice periodista para asegurarme. Escribo sobre tecnología y gastronomía en la sección de Tendencias.
Qué pasaría si en una de esas dinámicas grupales para romper el hielo le pidieran que, en lugar de decir su nombre y a qué se dedica, muestre 10 capturas de pantalla recientes guardadas en su celular. Ver esas fotos de la biblioteca del smartphone de alguien sería otra forma de conocer algo de sus gustos e, incluso, sus secretos.
No solamente sirven para descifrar a alguien, sino para identificar realmente en qué utiliza el tiempo frente a la pantalla. Eso aseguran los investigadores de la Universidad de Stanford, Byron Reeves, Thomas Robinson y Nilam Ram, en una publicación en la revista Nature, del pasado 15 de enero. “Las capturas podrían darnos una mejor idea de cómo la tecnología está ligada a los problemas sociales”, dicen los académicos.
Desarrollaron un software que se llama Proyecto Human Screenome, una aplicación que se instala con autorización del dueño de un celular y hace una captura de pantalla cada cinco segundos mientras el teléfono está en uso.
La idea surge de que el tiempo en pantalla generalmente se ha relacionado con los efectos negativos que tiene la tecnología en la salud de los usuarios, sobre todo los más pequeños (ver Para saber más).
La medición de este tiempo ha sido tan importante que Apple, en 2018, lanzó junto a su actualización de sistema operativo una herramienta que muestra el promedio de tiempo que se pasa en el dispositivo y cuánto tiempo enfocado a la productividad, redes sociales y creatividad.
Los resultados de esta investigación, que ha recopilado 30 millones de capturas de pantalla de voluntarios en Estados Unidos, China y Birmania, mostraron que las personas que normalmente se asocian en un mismo grupo, utilizan sus celulares de formas muy diferentes.
Se destaca el caso de dos niños de 14 años que viven en la misma ciudad de California. El software registró su actividad durante todo un día, y mostró que aunque pasaron casi el mismo tiempo con el celular, uno invertía el tiempo viendo videos de YouTube y haciendo capturas de pantalla de alimentos y otro enviando mensajes por Snapchat e Instagram.
El software se encuentra en su fase inicial, y plantea impedimentos desde el punto de vista de la privacidad porque no todo el mundo está dispuesto a dejar su actividad así de abierta. Sin embargo, los investigadores señalan que estas secuencias sirven para entender cómo las personas usan realmente sus teléfonos y qué relación tiene esto con la adicción a la tecnología y otros problemas de salud mental asociados al celular.