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“La felicidad es un camino cuesta arriba”: Andrés Ramírez

Andrés Ramírez es el creador y primer profesor de la cátedra de Felicidad en Colombia. Estas son algunas de sus enseñanzas.

Periodista de la UPB. Amante de las historias y de las culturas. Estoy aprendiendo a escuchar y a escribir.

19 de octubre de 2021

Tal como la frecuencia cardíaca, con altos y bajos, como vista en un electrocardiograma, así es la felicidad para Andrés Ramírez. No se limita a los buenos momentos, sino a todos los sentimientos que lo hacen sentir humano. La clave está en saber gestionarlos.

Es magíster en Felicidad, consejero en adicciones, conferencista y consultor de bienestar y docente de pregrado y posgrado en el Colegio de Estudios Superiores de Administración y en la Universidad Sergio Arboleda.

¿Qué es la felicidad?

Hay algo que nos une a todos y es el deseo de ser felices. Donde nos diferenciamos tal vez es en cómo se logra. Hay un estudio que se hizo en Boston que determinó que lo que nos hace felices son las relaciones que construimos a lo largo de nuestra vida. La relación yo conmigo, la relación yo contigo y la relación con el entorno. En la medida en que tenemos mejores relaciones tenemos mayor felicidad y con peores relaciones mayor infelicidad. Pero hay que recordar que ninguna relación, por amorosa y por sana, está exenta de conflicto. El arte está en cómo dirimir esos conflictos. La felicidad es una decisión, pero la infelicidad no lo es. Hay quienes la confunden con el placer, el sexo, el juego. Eso sí, alguien que no puede elegir desayunar no puede elegir ser feliz.

Entonces una persona con mayores retos económicos, ¿no puede ser feliz?

Lo mínimo es la comida y el cobijo en las condiciones mínimas básicas. A partir de ahí, en mucho, depende de ti. Cuando tienes estas dos cosas, más afecto, puedes comenzar a correr la carrera de la vida que sí es verdad que ha privilegiado a unos más que otros y eso es profundamente injusto, pero la vida tiene la magia de que podemos llegar al mismo lugar, aunque no al mismo tiempo.

Usted menciona en sus libros que la vida está también llena de miedos, frustraciones, angustias y tristezas. ¿Cómo se gestionan estas emociones?

La inteligencia emocional está sobrevalorada. Hay 12 inteligencias múltiples, pero no basta con solo ser inteligente emocional, se necesitan todas, aunque en diferente cantidad. Una persona inteligente emocional identifica la emoción, le da nombre a lo que siente y le da el volumen apropiado. Este manejo es entender, para mí, que todos esos sentimientos que nos ocurren son maravillosos, pero debemos saberlos expresar.

¿Cómo influye el contexto y el país en la felicidad?

Hay diferentes culturas y estas nos indican qué valoramos, qué nos importa. La religión, las costumbres, la comida, la historia, la familia, todo influye en el ecosistema que es el ser humano. La gratitud nos conecta y para vivir debemos agradecer hasta lo más mínimo y aprender a perdonar. No necesariamente tener más es vivir mejor, se ve en los países donde hay salud, educación y hasta recreación pero tienen altas tasas de suicidios.

¿Cómo es un buen líder?

Un líder, que tiene el poder, debe liderar con responsabilidad, competencia y compasión y no con egoísmo, incompetencia e irresponsabilidad. Necesitamos líderes que primero se lideren a sí mismos, que manejen sus emociones y que no estén desprovistos del componente humano, emocional.

¿Cómo llevar el mundo de la felicidad a la academia?

Debe ser un esfuerzo público y no una iniciativa de una persona. La gente se gradúa sin saber perdonar, una habilidad tan profunda. No nos forman en esas habilidades blandas tanto como en lo técnico. Estamos en un mundo competitivo, no cooperativo. No nos invitan a pensar sino a repetir y el mundo de hoy exige mayor cooperación. las preguntas que las respuestas.

¿Una persona feliz es un buen líder?

Una persona infeliz es un pésimo líder, que no inspira. Cualquier imbécil odia, pero no cualquier ser humano ama, amar es muy exigente. La felicidad es elegir el camino cuesta arriba. Primero me lidero a mí, cuido de mí, para poder cuidar de otros y poder liderar una estrategia. Nadie debería tener a otro a su cargo si no se ha hecho cargo de sí mismo.