El reto de Ángela Maldonado por conservar la fauna colombiana fue premiado
La conservacionista colombiana acaba de ganar el galardón Buffett Award de NatGeo por su trabajo para reducir la trata ilegal de animales salvajes.
Eso piensa la primatóloga Ángela Maldonado quien acaba de ganar el Premio Buffett Award de Nat Geo por su liderazgo en la conservación.
Periodista, presentadora y locutora. Fui DJ de radio, reportera de televisión y ahora disfruto el ejercicio de escribir a diario. Melómana, cinéfila y seriéfila.
Cuando era niña a Ángela Maldonado le gustaban mucho los animales. Al ser hija única eran su compañía y sintió interés por ellos aunque no tanto para estudiar veterinaria, “porque soy pésima para ver sangre” ni tampoco biología, “porque no me gusta la química”.
Terminó estudiando administración de empresas, pero como el destino cambia todo de manera inesperada, mientras vivía en Pasto llegó un mono churuco, amarrado por la cintura y víctima del tráfico ilegal. Le transformó la vida.
Ángela hizo una maestría en conservación de primates, y un doctorado en conservación y antropología, “y ahí me sentí lista para iniciar mi carrera de primatología”. Su trayectoria fue reconocida a comienzos de octubre por National Geographic en sus premios anuales por su dedicación a reducir la trata ilegal de animales salvajes en la región amazónica de Colombia y de Perú. EL COLOMBIANO conversó con ella.
¿Cuál ha sido la lucha más compleja en este camino?
“Son muchos los obstáculos. Primero hacer trabajo de campo en las selvas en Colombia es un reto de seguridad grande. Afortunadamente siempre me fue muy bien, la gente entiende que uno está ahí no para espiar ni para poner problema sino para buscar la conservación de la fauna, y eso lo han percibido las personas a donde he llegado. Segundo, las condiciones de la selva son difíciles, los mosquitos, la humedad, la lluvia, el río que puede ponerse peligroso, pero eso es parte de los gajes del oficio y es algo lindo, el campo me encanta, la selva, las comunidades, es muy gratificante estar con ellas porque uno ve la verdadera Colombia. Otro reto grande es la falta de aplicación de la ley, la corrupción es un problema mundial y el inconveniente son los grados de corrupción que encontramos en diferentes regiones. Las mismas autoridades ambientales se encargan de permitir la extracción de recursos naturales y eso ha sido uno de los mayores retos, no tener a la autoridad ambiental del lado de la conservación”.
¿Es un camino solitario o ha cambiado?
“Es una bola de nieve que va creciendo. Cada vez tenemos más apoyo, a nivel local uno encuentra la gente que después de muchos años han reconocido lo importante que es tener la fauna y la flora en su sitio, sobre todo para la seguridad alimentaria de las comunidades locales. En este momento, con todo lo que está pasando, con la situación de cambio climático, la del coronavirus, la gente está entendiendo que la conservación de las selvas tropicales es importantísima para que la especie humana pueda sobrevivir en el largo plazo”.
A propósito del coronavirus, se habla de cómo el tráfico de animales silvestres tiene al mundo en esta pandemia.
“Tenemos muchas versiones de cómo inició, sabemos que el origen es animal y la interacción entre animales y humanos tiene que restringirse porque estas enfermedades zoonóticas están en todas partes y entre más nosotros invadamos la selva, entre más deforestemos y entre más cerca estemos de la fauna silvestre y entre menos espacio le dejemos para que viva, mas cerca vamos a estar de contagiarnos de muchos otros coronavirus, porque son demasiados, este es uno de los muchos que hay y ya hemos visto las consecuencias”.
¿Es optimista?
“La sociedad civil está despertando cada vez más, pero considero que le falta a los estados en general, y hablo de casi todo el planeta, hay unos pocos países muy responsables como Canadá y su primer ministro que está haciendo cosas impresionantes y ahí es donde digo que se puede, la esperanza es que hay ejemplos en otros países y en otros continentes donde hemos visto que gracias a que el estado ha protegido sus recursos naturales están mucho más avanzados. Otros países como el nuestro aún dependen de la economía extractiva como la minería, el petróleo, el carbón. Sabemos que es necesario tener un desarrollo económico pero no a costas del agua y la biodiversidad”.
¿Qué significa este premio?
“Ha sido increíble no solo para mí sino para la Fundación Entropika y para las comunidades que trabajan con nosotros porque muchos hemos sacrificado por muchos años nuestra vida personal por una causa. Es genial tener ese reconocimiento porque visibiliza nuestro trabajo, ayuda a que la gente a nivel internacional ponga los ojos sobre la Amazonía y hay que contarle a la gente cosas que pasan allí. Yo estuve en 2019 en un congreso en Brasil con líderes ambientales amenazados, gente que venía de todo el planeta y al escuchar la situación de Brasil yo quedé con el corazón partido. Escuchar de los mismos indígenas cómo están violando sus derechos fundamentales y acabando con el agua es muy triste. Estos galardones abren la oportunidad de contarle al mundo que necesitamos proteger las selvas tropicales y su entorno”.
¿Qué ha sido lo mejor de trabajar con comunidades?
“Conocer la vida desde otro punto de vista. Me encanta eso de los colombianos, somos felices con lo que tenemos. Yo voy a esas comunidades y lo que encuentro es una sonrisa y una cara amable siempre. Veo que tenemos dos Colombias, una minoría que está en las ciudades en una cápsula de cristal que no sabe lo que está pasando y tenemos otra gente que está sufriendo, pero que a pesar de las adversidades tienen una sonrisa y es gente muy linda. Nuestras comunidades rurales, nuestros indígenas, son impresionantemente hospitalarios”
¿Qué opina del ecoturismo?
“Cambiaría el término por turismo de naturaleza. Con la palabra ecoturismo te llevan en un barco a bañarte con delfines y a tomarte fotos con reptiles y eso es turismo masivo, devastador y dañino, que es muy diferente a un turismo de bajo impacto que pueden hacer las comunidades locales empoderadas, un turismo de baja escala, que es lo que estamos promoviendo en la frontera entre Colombia y Perú. Nosotros no podemos parar el desarrollo porque no hay conservación con hambre, por eso planeamos un turismo sostenible, de naturaleza, que empodere a las comunidades locale y que les deje un ingreso, eso muy importante para el desarrollo económico del país y estoy en contra del turismo masivo, arrasador, que acaba con todo y se aprovecha de la fauna y de la vulnerabilidad económica de las comunidades locales”.
Se ha vuelto mediático su debate con Manuel Elkin Patarroyo, ¿cómo va?
“Desgastante y muy aburrido. Yo la verdad prefiero no hablar de esas cosas sino tocar temas constructivos. Hemos tenido una guerra legal y mediática por muchos años, la diferencia es que a mí no me interesa lo que la gente piense de mí, cuando no es cierto. A este punto después de tantos años hago caso omiso a eso y realmente creo que la falta en el tráfico de monos nocturnos es principalmente culpa de la autoridad ambiental, quienes son los que están a cargo de vigilar y de ver que esto no suceda. Creo que acá tenemos que concentrarnos más en un tema de corrupción, que está afectando gravemente la biodiversidad del país”.