El dinero podría ser una buena escala de dolor, según estudio
Tradicionalmente, la manera de medir el dolor en clínicas y hospitales es pidiéndole al paciente indicar un número del 1 al 10. Hablar de dinero podría ser una mejor alternativa.
Preguntar a las personas cuánto dinero aceptarían por volver a experimentar dolor puede proporcionar una medida más precisa y comparable de los niveles de dolor que la escala habitual del 1 al 10, según un equipo de investigación de la Universidad de Lancaster, de Reino Unido.
Publicada en la revista especializada Social Science & Medicine, la investigación indica que la disposición teórica de las personas a aceptar dinero a cambio de soportar dolor ofrece una forma más confiable de medir el malestar que las medidas convencionales, como escalas numéricas o gráficos de caras y colores.
En una serie de experimentos con 300 participantes, voluntarios entre los 18 y 60 años fueron expuestos a estímulos dolorosos leves y se les pidió que calificaran la intensidad de forma numérica o que indicaran la compensación económica que necesitarían para repetir la experiencia.
Los resultados revelaron que la medida monetaria distinguía más claramente entre los diferentes niveles de dolor, detectaba los efectos del alivio del dolor de manera más consistente y permitía comparaciones más significativas entre individuos.
La conocida pregunta “¿Qué tanto dolor sientes del 1 al 10?” se usa ampliamente en entornos clínicos y de investigación, pero sus limitaciones son bien conocidas. Cada persona interpreta la escala de manera diferente, lo que dificulta la comparación de resultados entre personas y grupos. Por el contrario, los autores de este estudio afirman que ponerle precio al dolor crea un marco de referencia común.
“Nuestra investigación propone una solución mejor: convertir el dolor en dinero, no para mercantilizar el sufrimiento, sino para crear una escala que todos podamos compartir”, explica Carlos Alós-Ferrer, de la Universidad de Lancaster, y prosigue asegurando que “distintas personas seguirán asignando un precio distinto al mismo dolor, pero no hay problema en interpretar la pregunta”. El resultado es que las mediciones podrían ser más precisas, identificando así la variación de niveles bajos a altos de dolor gracias a la escala monetaria.
Los autores del estudio consideran que es importante perfeccionar la medición del dolor autoinformado, ya que las imprecisiones pueden provocar un manejo inadecuado del dolor y una reducción en la calidad de vida de quienes padecen enfermedades crónicas y una carga considerable para los sistemas de salud.