El Mustang, un joven de 55 años
Es el coupé deportivo más vendido en la actualidad. Reseñamos los principales hitos en el rodaje.
La tarde del 17 de abril de 1964 será recordada por siempre en los cuarteles generales de Ford Motor Company. Ese día presentaban el que se convertiría en el tercer modelo más vendido en la historia de la compañía fundada en 1903 por Henry Ford.
La Feria Mundial, que tenía como escenario por aquel entonces a Nueva York, fue el escenario escogido por los directivos de la empresa para mostrar un automóvil diseñado con el fin de hacer frente a la competencia de coupés y convertibles europeos, que comenzaban a morderle mercado a la poderosa industria norteamericana, que reinaba a placer en su propia región.
La concepción de la criatura
Pero todo comenzó tres años antes, en 1961. Preocupado por la baja en ventas de su modelo deportivo, el Thunderbird, Lee Iacocca, a la sazón Vicepresidente de Ford, reunió al departamento de diseño de la empresa en el Hotel Fairlane de Detroit y les encargó un sustituto para esta referencia. Los requerimientos: peso liviano, construcción sencilla, buen precio y comodidades como las sillas individuales adelante, superficies interiores blandas y la barra de cambios al piso, como los deportivos que llegaban de Inglaterra, Italia y Alemania.
Además, Lacocca le pidió un plus extra al equipo, este nuevo modelo debería tener todas las opciones posibles de equipamiento, varias alternativas de motor y posibilidad de equipar cajas manuales o automáticas, además de la carrocería convertible y la de techo cerrado en una amplia paleta de colores.
Con semejante pedido, el equipo se centró en crear un nuevo diseño de la carrocería y decidió utilizar un motor ya conocido en la marca, para no perder tiempo desarrollando una nueva base mecánica, así que tomaron prestado el propulsor del Falcon y lo aplicaron al nuevo modelo.
Expectativa
Viejo zorro de la industria, Lacocca recibió decenas de propuestas de diseño hasta que encontró la que necesitaba.
Una vez elegido el dibujo inicial, y apelando a una norma básica de mercadeo, comenzó una enorme campaña de expectativa en los medios de comunicación, llenándolos de avisos y anuncios sobre el producto que vendría y que “cambiaría la concepción del público sobre lo que debería ser un automóvil deportivo hecho en Estados Unidos”.
Así entonces, el viernes 17 de abril de 1964 se aprovechó el evento más importante que se desarrollaba en Nueva York, la Feria Mundial, y se presentó el carro al público, una unidad convertible y terminada en Blanco Wimbledon con interior rojo y el motor de seis cilindros y 110 caballos del Falcon. La idea era aprovechar el fin de semana para surtir el mayor número de concesionarios y tenerlo listo para exhibición entregas a partir del lunes siguiente.
Ese primer día, se recibieron 22.000 pedidos en todas agencias Ford del país. El auto, era un éxito instantáneo por un valor de 2.400 dólares la unidad, algo así como unos 58 millones de pesos de hoy en día.
Un año después, la cuenta ya iba en 417.000 unidades entregadas, cifra que alcanzaría el millón en 1966. Para ese entonces ya se había incorporado la carrocería tipo “fastback”, de vidrio trasero grande, y el motor que sería más conocido en este primera serie, el famoso V8 de 289 pulgadas cúbicas (4.7 litros).
Más músculos
Lacocca había aprendido una importante lección tomando como ejemplo la estrategia de las marcas europeas: para vender mejor un automóvil que presumiera de ser deportivo, había que ponerlo a correr en campeonatos importantes de velocidad.
Con el adagio “Gana el domingo, vende el lunes”, se alistaron las versiones más importantes y hoy en día más costosas del nombre Mustang. En 1965 el nombre de Carroll Shelby entra en escena dentro de la historia del Pony Car. Se trataba de un ingeniero, expiloto y preparador de autos que había tenido una exitosa trayectoria preparando modelos de la marca. Es así como nacen entonces un par de versiones GT, la 350 con el V8 de 306 caballos y la 500 de 355 caballos, que llevaban el nombre de Shelby en los escudos y una cobra como logosímbolo.
La mayoría de estos modelos de producción limitada se hicieron en blanco y con un par de rayas azules cruzando la carrocería a lo largo. Hoy en día las versiones entre 1965 y 1970 alcanzan cifras de venta que superan varios cientos de miles de dólares, sobre todo en subastas.
Uno para cada necesidad
Para finales de los años 60 el Mustang era el rey de las carreteras norteamericanas y ya sus competidores se habían sacudido del golpe inicial, proponiendo respuestas como el Chevrolet Camaro de General Motors, el AMC Javelin y los Plymouth Barracuda y Dodge Challenger de Chrysler.
Incluso dentro de la misma Ford Motor Company, el Mustang tuvo un alter ego cuando la marca Mercury, también del grupo, sacó el Cougar.
Pero el Mustang seguía liderando las ventas gracias a su amplia oferta de carrocerías, con 11 versiones distintas, equipamientos, motorizaciones y cambios de diseño. De esta época se destacan las ediciones Boss, Grande y Mach I.
Nuevas generaciones... sin el éxito de las primeras.
La crisis petrolera de 1973, cuando el precio del combustible subió dramáticamente en todo el mundo, obligó a los constructores a replantear el diseño de los motores, reduciendo en muchos casos las cifras de potencia y por ende, de consumo, buscando la economía para sus compradores. Bajo este panorama llega la segunda generación del Mustang, basada en el modelo de entrada, el Pinto, y sobre una plataforma denominada Arizona. Era más pequeño que los anteriores, el V8 y la carrocería convertible habían desaparecido y llegaba a escena el motor de cuatro cilindros.
Los años 70 serían entonces un periodo más bien oscuro en la historia del Mustang. Para la tercera generación, presentada en 1979, se había puesto mayor atención en los acabados internos, regresaba el emblemático V8 y el tamaño había vuelto a crecer. El convertible volvió en 1983 y la versión SVO de 225 caballos fue la más potente durante los 80
La cuarta generación del Ford Mustang se lanzó en 1994. Se revivió el nombre Cobra con un V8 de 5.4 litros y 385 caballos, convirtiéndolo en el Mustang más potente en 1999 para celebrar sus 35 años en el camino y despedir así el siglo 20.
El gran cambio: volver a las raíces
El comienzo de siglo no era benévolo para los constructores norteamericanos. Las cifras de venta en todos sus modelos caían dramáticamente y esto marcó la desaparición momentánea del principal rival del Mustang, el Chevrolet Camaro, que dejó de producirse en 2002.
Sintiendo los pasos de la crisis, el departamento de diseño de Ford comienza a repensar el Mustang para celebrar sus 40 años y mantenerse vigente en el mercado.
Una idea portentosa queda sobre el papel: aprovechar la nostalgia por el siglo que se fue y recrear un modelo con clara inspiración retro. Es así como en 2004 se presenta la quinta generación, con una marcada influencia en el modelo de 1967, equipada con todos los adelantos modernos. La fórmula para revivir el éxito inicial estaba servida.
Incluso, el mítico Carrol Shelby volvería de sus cuarteles de invierno para hormonar las versiones más potentes de este nuevo Mustang, convirtiéndolo en 2006 en un aparato con 500 caballos y capaz de llegar a 100 km/h en cuatro segundos y medio.
Volvía entonces el legendario Shelby GT 500, que alcanzaría su apogeo en 2008, con nada menos que 725 caballos bajo el capó y con el nombre Super Snake en los escudos.
La generación actual, la sexta, ve la luz simultáneamente en Estados Unidos y Europa el 5 de diciembre de 2013. ¿La idea?, desembarcar en este continente con un deportivo de esencia americana pero adaptado a los estándares de este lado del mundo, incluyendo versiones turbo con la tecnología EcoBoost de la casa. ¿El resultado?, éxito rotundo.
Mustang para rato
Hoy en día, el Ford Mustang, con 55 años en el mercado, luce perfectamente actual, con versiones coupé y convertible y una amplia gama de versiones y motores que lo siguen manteniendo como el favorito del público y las cifras lo avalan: 75.842 unidades puestas solo en el mercado norteamericano durante 2018, más de 150.000 en todo el mundo y, con más de 10.000.000 de ejemplares producidos en estas cinco décadas y media, el deportivo más vendido de la historia.
Habrá entonces, Mustang mínimo para otros 55 años, incluso, con versiones eléctricas y las que el mercado imponga de aquí a ese entonces.