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El mundo le dice adiós al tapabocas, ¿qué tan adecuado es?

En Estados Unidos y Europa ya no es obligatorio su uso, ni siquiera en espacios cerrados.

Periodista convencida de la función social de su profesión, de la importancia del apoyo mutuo, la educación y el arte.

20 de abril de 2022

Ayer fueron confirmados dos rumores que habían circulado días atrás: en Estados Unidos (EE. UU) ya no será obligatorio utilizar mascarillas en el transporte público (aviones, trenes, buses, taxis) y en España dejará de ser exigido en espacios cerrados, excepto en farmacias, hospitales, residencias de ancianos y vehículos de transporte masivo (ver Para saber más).

La decisión en el país del norte se dio a través de un fallo judicial emitido por la jueza de Florida, Kathryn Kimball Mizelle. Según ella, la directriz impartida por los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés), y adoptada por la Administración de Seguridad en el Transporte de EE. UU., “excede la autoridad legal”, es decir, puede incurrir en un abuso de poder.

Desde finales de marzo la presión para suspender la medida venía aumentando en el país, tanto que los directivos de las diez principales aerolíneas allí establecidas pidieron en una carta al presidente Joe Biden que derogara la medida dado que carecía de “sentido en el contexto sanitario actual”.

A la fecha, el reporte de nuevos casos diarios en EE. UU. se mantiene en un valle desde inicios de marzo, oscilando entre los 6.000 y los 50.000 contagios, tras haber superado un pico de al menos 900.000 cada día.

En un sentido similar, el Gobierno de España aprobó el fin de su uso obligatorio en espacios cerrados, excepto en el transporte público, residencias de ancianos, farmacias, hospitales y clínicas. De acuerdo con la ministra de Sanidad del país, Carolina Darias, la decisión fue tomada partiendo de “la alta cobertura en vacunación y un contexto epidemiológico favorable”.

Ambos territorios pasaron a nutrir la larga lista de lugares en los que, desde hace meses, se ha prescindido de la medida: Francia, Alemania, Inglaterra, Escocia, Bélgica y Turquía, por ejemplo, llevan semanas sin exigir su uso, cada uno con sus respectivos matices. En Francia la mascarilla no es obligatoria en interiores, pero sí −como en España− en el transporte público, hospitales y residencias de ancianos. En Inglaterra la recomendación es seguir usándola en espacios cerrados y con gente, tiendas y trenes; mientras que en Turquía sigue siendo expresamente necesaria en salas de cine y espacios similares.

A raíz de este contexto internacional, el alcalde de Medellín, Daniel Quintero Calle, expresó a través de su cuenta de Twitter: “Es hora de ponerle fin al uso obligatorio de tapabocas en espacios cerrados, aeropuertos y sistemas masivos de transporte”, llamado al que se unió Carlos Valdivieso, presidente del Colegio Médico de Antioquia, en un video oficial, pidiendo al Gobierno evaluar la posibilidad de que la medida no sea una imposición, “teniendo en consideración la disminución de casos covid” (ver notas anexas). Ambas peticiones solo podrían hacerse realidad si MinSalud así lo determina. Por lo pronto, su uso en el país es opcional en espacios abiertos y obligatorio en interiores. El debate entre los expertos continúa vigente.

¿Es una buena idea?

La implementación de esta barrera a inicios de la pandemia se habría hecho como una medida de contingencia ante la emergencia “dando por sentado que podría ayudar a evitar el contagio”, señala David Bautista Erazo, magíster en Ciencias Farmacéuticas e investigador de la Universidad de Antioquia.

Sin embargo, para él la vacunación, que cuenta con amplias investigaciones de respaldo y se sabe que evita el desarrollo de una enfermedad grave, debería ser la estrategia central para responder a la pandemia, más que el uso de tapabocas. “Además, hay que tener en cuenta que las olas y brotes de covid dependen de variables mucho más fuertes que el comportamiento social, por ejemplo, de la interacción virus-hospedero”.

Con esto último se refiere a las mutaciones que pueda acumular el virus y cómo se va modificando la inmunidad de sus hospederos (los humanos), bien sea porque se infectan de forma natural o se vacunan. “Es un virus difícil de controlar, es muy probable contagiarse. Muchos ya tenemos inmunidad porque hemos tenido contacto con el virus o estamos vacunados. Lo que sí debe hacerse es cuidar a los más vulnerables como los adultos mayores o las personas con comorbilidades”.

Con este tipo de personas, que son más propensas a desarrollar una enfermedad grave, el cuidado debe ser mayor, deben completar su esquema de vacunación y evitar sitios de alto riesgo como los espacios sin ventilación o con aglomeraciones.

El debate en torno a la decisión prevalece. Para la epidemióloga y docente de la Universidad CES, Yessica Giraldo Castrillón, la medida del tapabocas debería mantenerse, incluso superada la pandemia, como parte del autocuidado.

“El riesgo biológico se mantendrá, es decir, seguiremos expuestos a agentes biológicos que se encuentran en secreciones respiratorias, salivas, sudor, y que pueden causar enfermedad”. Con las medidas de bioseguridad no solo se evita entrar en contacto con el SARS-CoV-2, sino con otros microorganismos.

Así mismo, para la especialista, es indudable que en los espacios cerrados o en los que haya aglomeraciones, debería seguirse usando el tapabocas, teniendo en cuenta que el virus se propaga por el aire e ingresa al sistema respiratorio a través de la mucosa nasal.

Sí están de acuerdo en...

El contexto en el cual sí o sí debe ser usada la mascarilla, coinciden los profesionales, es si hay síntomas respiratorios (dolor de cabeza, secreción nasal, fiebre, tos, etc). “En ese caso es muy importante proteger a los demás, sobre todo si se está en un espacio cerrado y en el que va a pasar mucho tiempo, no importa si se trata de covid u otra infección”, señala Bautista haciendo énfasis en que lo ideal sería incluso aislarse.

Otro punto en el que no hay discrepancias es en el de la necesidad de seguir practicando de forma frecuente el lavado de manos y, cuando no sea posible, utilizar el alcohol glicerinado, agrega Carlos Enrique Trillos, médico epidemiólogo y docente de la Universidad del Rosario, pues se trata de una medida altamente efectiva para prevenir enfermedades.

Finalmente, las actividades al aire libre continúan siendo mucho más recomendables que aquellas en espacios cerrados, “y muy importante: completar los esquemas de vacunación”, dice Giraldo.

Desde el Colegio Médico de Antioquia, Valdivieso recuerda que el SARS-CoV-2 continúa circulando, por lo que el lavado de manos y el aislamiento de personas con síntomas siguen siendo válidos. “Las medidas de bioseguridad son cambiantes y responden a las necesidades del momento. El uso del tapabocas, en caso tal, podría regresar de nuevo si es requerido”, puntualiza.