10 inventos de mujeres que impactaron el mundo
Soy periodista del área digital de El Colombiano. Si la vida no me hubiera arrastrado hasta el periodismo, tal vez habría sido bailarina.
Si entra a esta hora a algún laboratorio científico en casi cualquier lugar del mundo, es probable que por cada siete hombres encuentre solo a tres mujeres. Según datos de la Unesco, sólo el 28 % de los investigadores en ciencia pertenecen al género femenino, y la brecha es aún mayor en el caso de las empresas privadas, los salarios y los cargos de poder.
El Día Internacional de la Mujer se conmemora cada año para recordarnos que a pesar de que hoy las mujeres occidentales podemos votar, ir a la universidad, comprar tierras y divorciarnos, la desigualdad entre los géneros persiste.
En video: ¿Por qué conmemoramos el Día de la Mujer?
Este 8 de marzo queremos recordar a algunas de mujeres que desafiaron el rol que les impuso la sociedad y se metieron en los laboratorios a crear inventos que hoy hacen parte de nuestra vida cotidiana.
El limpiaparabrisas
La estadounidense Mary Anderson inventó el primer limpiaparabrisas después de percatarse de que los conductores de los tranvías de Nueva York debían detenerse para quitar el lodo, el agua y el hielo del vidrio delantero del vagón. En 1905 le vendió el diseño a Henry Ford, quien lo incorporó en los Ford T, y en 1920, cuando expiró la patente, su invento se convirtió en un diseño estandarizado para todos los automóviles.
El polonio y el radio
No son inventos como tal, pero sí dos elementos químicos cuyo descubrimiento fue importantísimo para la ciencia, la tecnología y la medicina. Detrás del polonio y el radio está la mente maestra de Marie Curie, la radioquímica francesa nacida en Polonia que ganó los premios Nobel de Física, en 1903, y Química, en 1911. También inventó las unidades móviles de rayos X que se usaron en la Primera Guerra Mundial y fue la primera mujer profesora de la Universidad de París. Murió a los 66 años por una enfermedad causada por la exposición a la radiación.
Kevlar, la fibra de los chalecos antibalas
Stephanie Kwolek, de padres polacos pero nacida en Estados Unidos, estudió química en el Instituto Tecnológico de Carnegie y trabajó en varios laboratorios industriales. Se especializó en investigación de fibras y en 1965 descubrió una polímero líquido ultra resistente que después se conocería como Kevlar, con el que actualmente se fabrican los chalecos antibalas, artículos espaciales, cables submarinos y frenos para carros. En total patentó 17 inventos y descubrimientos.
Sistema de comunicaciones inalámbrico
Hedy Lamarr fue una austríaca que hizo méritos de sobra para estar en el salón de la fama. De niña fue considerada como superdotada y a los 16 años empezó a estudiar ingeniería, pero abandonó sus estudios para convertirse en actriz. Fue la primera mujer en aparecer completamente desnuda en una película (Éxtasis, 1933), aunque su primer intento por forjar una carrera cinematográfica duró poco: se casó en agosto de 1933 con Friedrich Fritz, dueño de una empresa de armas, aviones de combate y municiones al servicio de Hitler y Mussolini.
Lamarr aprovechó para continuar con sus estudios de ingeniería y aprender todo sobre la tecnología de los nazis. Escapó a los Estados Unidos, cambió su nombre y retomó la actuación: filmó decenas de películas del Hollywood clásico. Años después, junto con el pianista y compositor George Antheil, inventó un sistema de comunicación secreto a través del espectro radiofónico que sería la base para el salto en frecuencia y las tecnologías del Wi-Fi y el Bluetooth.
Bengalas marítimas
Tras quedar viuda a los 21 años, con tres hijos a cargo, Martha Coston retomó la investigación de su esposo, Benjamín Franklin Coston, quien pretendía crear un artefacto para pedir ayuda en caso de que los barcos necesitasen ayuda en altamar. Martha incluso tuvo que hacerse pasar por un hombre para ser tomada en serio por los diseñadores pirotécnicos de Nueva York, que lograron crear las bengalas duraderas y de colores para el código estandarizado de la mujer, que hasta el día de hoy se usa en todos los barcos del mundo.
El lavavajillas
Su afición por las fiestas y su amor por las vajillas finas, que sus trabajadores y cocineros solían quebrar cuando las lavaban a mano, llevaron a Josephine Cochrane a diseñar la primera máquina lavavajillas de tracción manual, un invento que recibió el premio a la “mejor construcción mecánica” de la Exposición Universal de Chicago en 1893. El invento fue pedido por cientos de restaurantes y hoteles, y Cochrane empezó a distribuirlos por todo el mundo.
La máscara de gas
Katharine Burr Blodgett fue la primera mujer en recibir el título de doctora en Física de la Universidad de Cambridge y en trabajar con la compañía General Electric. Es famosa por haber inventado las máscaras de gas, claves en la Segunda Guerra Mundial, y el vidrio antirreflejante, usado en los lentes de las cámaras, en las pantallas de los computadores y en las gafas de sol.
El Liquid Paper
Bette Nesmith Graham fue una mecanógrafa de Estados Unidos que inventó el método más eficaz para corregir las imperfecciones y fallas de ortografía en los textos impresos: el Liquid Paper. Por cinco años, Graham corrigió en secreto los errores en las páginas que mecanografiaba con una mezcla de pintura y agua, que perfeccionó con ayuda de un profesor de química. Supo que su invento sería un éxito cuando sus compañeros de trabajo empezaron a pedirle su “pintura correctora”.
Expertos en eficiencia
Lillian Moller Gilbreth fue la primera psicóloga industrial, una de las primeras ingenieras con doctorado y la primera mujer en pertenecer a la Academia Nacional de Ingeniería de Estados Unidos. Tuvo 12 hijos y junto con su esposo, Frank Bunker, se dedicó a perfeccionar los objetos del hogar para hacerlos más eficientes. Entre sus inventos están la nevera con estantes, la papelera con pedal y la batidora eléctrica.
La jeringa moderna
Las jeringas existían desde hace mucho, pero eran poco prácticas y exigían ambas manos para colocar una inyección. La enfermera e inventora Letitia Geer, de Estados Unidos, patentó una jeringa hipodérmica mucho más fácil de usar y que permitía a los médicos y enfermeros inyectar a los pacientes sin necesidad de ayudante. Murió en Nueva York en 1935.