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Jugar con los hijos, eso sí que es positivo

Los niños necesitan espacios para desarrollar la imaginación y el ingenio. El tiempo de juego permite que ellos sean felices e inteligentes.

Me gusta leer historias de terror y creo profundamente en el poder transformador del periodismo. Escuchar a las personas es lo que me apasiona de mi profesión. Comunicadora y Periodista en formación de la Corporación Universitaria Lasallista

27 de agosto de 2019

Los niños aprenden es jugando, lanzado el balón, corriendo a esconderse o saltando el lazo, así es que garantizan un adecuado desarrollo humano.

Patricia Montoya, psicóloga y magíster en Educación y Desarrollo Humano de la Universidad de Manizales, explica que divertirse se convierte en la forma permanente de interactuar con el mundo, consigo mismo y con el otro. El niño consolida y estructura su personalidad gracias a esta práctica. Por dichas razones el trabajo y las diferentes ocupaciones no pueden convertirse en una excusa para no sacar tiempo con los hijos.

Añade que el juego es el trabajo profesional de los más pequeños, debido a que de eso depende su desarrollo y la estimulación temprana de los sentidos, algo de importancia para su futura vida física y espiritual.

Además explica que juegan de acuerdo con sus posibilidades y de forma limitada, balbuceando, haciendo burbujas con la saliva, moviendo manos y pies. A medida que pasa el tiempo lo perfeccionan hasta llegar a hablar o a coger y tirar cosas con las manos.

Grandes beneficios

La magíster dice que vivir experiencias vinculantes a través del juego le aporta al niño espacios de sano esparcimiento y aprendizaje, pero además, toma gran importancia en su desarrollo afectivo y social, siempre que le permite la interacción con el otro. A través de la actividad lúdica se practican valores que promueven el reconocimiento y la negociación de las diferencias.

Los niños logran llegar a acuerdos a través del juego y potencian estrategias pacíficas. Aprenden a convivir y gestionar conflictos. De seguro eso le servirá en un futuro para cuando su hijo le pida un permiso o negocien algún quehacer de la casa.

Por su parte, Julia Victoria Escobar, docente en Licenciatura de Educación Infantil de la Universidad de San Buenaventura, señala que es un mecanismo que permite reconocer que el menor no está solo en el mundo y que hay otros seres como animales y plantas que lo rodean. Eso lo ayuda a desarrollar su ser.

Por otro lado, dice que permite desplegar el lenguaje tanto verbal como el gestual e impulsar una mente creativa. Recalca que lo más importante de sacar un espacio para divertirse con los hijos es la capacidad de asombro que se desarrolla, debido a que descubren todas las posibilidades que les ofrece la sociedad y eso ayuda a que a largo plazo se conviertan en personas con poder de decisión y sean capaces de resolver problemas de manera fácil sin sentir frustraciones..

Jugar acompañado

Patricia Montoya resalta que el tiempo para jugar es espacio para aprender . El niño necesita horas para sus creaciones y para que su fantasía lo empuje a mil experimentos positivos. Jugando, puede sentir la imperiosa necesidad de tener compañía, porque el juego lleva consigo el espíritu de la sociabilidad y el ser humano es sociable por naturaleza.

Escobar piensa que deben explorar y tener tiempo libre con sus padres. De lo contrario se convierten en pequeños inseguros que no desarrollan toda su inteligencia, con limitaciones para ser innovadores y la creencia de que en la vida solo hay una dirección para la toma de decisiones. Por otro lado, el niño que no juega no adquiere una sensibilidad frente a la vida y la belleza .

UN ESPACIO CON LOS BEBÉS

Julia Escobar dice que desde que nacen comienzan a ser curiosos por descubrir lo que existe a su alrededor, por eso también hay juegos para ellos, aunque todavía no sepan ponerse de pie. Incluso explica que jugarles en edad temprana ayuda a que ellos aprendar a caminar. Resalta que es fundamental brindarles risas y hablarles, hacerlos reír y dirigirles la palabra. Estos son algunos ejemplos que recomienda para jugar:

· Regalarles sonajeros

· Gimnasios para bebés

· Poner un peluche en un lugar que ellos puedan alcanzar

· Caminador

· Cubos

· Bloques para armar

· Pianos musicales

Añade que poner música durante los juegos ayuda a estimular los sentidos del infante.

CUANDO TIENEN DE 12 A 24 MESES

La dificultad de los juegos puede ir aumentando cuando cumplen el año. Un ejemplo que pone la docente es invitarlos a organizar la ropa juntos y separarla por estilos y colores . Para los padres será una tarea doméstica más, para los pequeños se convierte en un juego de clasificación que les ayudará a desarrollar competencias matemáticas. A esta edad los niños ya pueden comenzar a jugar con pelotas, además la profesional recomienda tener objetos o “armatodos” con los que puedan construir cosas y apilar filas. Bailar y cantar también se convierte en un momento divertido y al mismo tiempo se les enseña movimientos que ayudan a desarrollar su destreza motriz como saltar, dar vueltas o chocar las manos.

JUGAR CUANDO SON MÁS GRANDES

Si el niño ya cumplió o tiene más de tres años es importante que siga jugando con “armatodos” y realizando manualidades, recomienda Julia Escobar. Esconderles un juguete que suene para que luego lo encuentren o que ellos lo escondan ayuda desarrollar las capacidades auditivas y el sentido de orientación. Realizar sopas de letras, ordenar palabras, contar historias también son juegos que les ayuda a aprender. Añade que es importante comenzar a realizar juegos de roles en los que se puedan proyectar a futuro a medida que crecen e introducir actividades deportivas como saltar lazo, jugar fútbol, hacer una pequeña carrera atlética o realizar circuitos.