Julieta, el dispositivo que ayuda a detectar el cáncer de mama
Este dispositivo alerta sobre el riesgo de cáncer de mama, el más común entre las mujeres y una de las principales causas de muerte en esta población.
Desde que era una niña, Valentina Agudelo tenía el sueño de crear algo que le permitiera a la gente acercarse a algo que, por cualquier motivo, estaba fuera de su alcance. Ahora, a sus 28 años, la bogotana recibió un premio internacional que, más que hablar de un sueño cumplido, refleja el compromiso por mejorar las condiciones de salud de las colombianas.
Se trata del Premio Princesa de Girona, el cual reconoce las iniciativas de jóvenes de hasta 35 años de países de Iberoamérica que se destaquen por su trabajo en la investigación científica y en la creación empresarial. Estos galardones, entregados en persona por los reyes de España, se otorgan anualmente, y en 2025 la ganadora en la categoría CreaEmpresa Internacional fue Agudelo, gracias a su empresa Salva Health, que se encarga de desarrollar soluciones para mejorar el acceso al diagnóstico oportuno de enfermedades.
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La “primogénita” de esta startup colombiana es Julieta, un dispositivo portátil que con la ayuda de inteligencia artificial (IA) que es capaz de detectar si en una mujer hay anomalías en el seno que indiquen un posible riesgo de cáncer de seno. Hay que aclarar que esta innovación no busca reemplazar la mamografía, que es la prueba de diagnóstico que actualmente se utiliza en todo el mundo para esta enfermedad. El objetivo de Julieta, que cabe en la palma de la mano, es identificar si existen señales sospechosas por las que deban hacerse otro tipo de pruebas de detección.
Valentina explica que el fin de Julieta es realizar un tamizaje inicial por una razón muy simple: la tasa de supervivencia a este tipo de cáncer está estrechamente relacionada a qué tan avanzada se encuentra la enfermedad al momento en que es descubierta. “Con esto entendimos que la detección tardía es principalmente atribuida a la falta de acceso a exámenes diagnósticos. Estas pruebas son sumamente precisas y efectivas, pero tienen barreras muy altas y limitan su disponibilidad a la población. Son costosas, son complejas, requieren personal e infraestructura especializada, cosas que en muchos lugares no están disponibles”, cuenta.
¿Cómo nació Julieta?
La idea del dispositivo surgió cuando Valentina era estudiante de administración de empresas en la Escuela de Negocios CESA. En ese momento, en una feria de emprendimiento, junto a dos amigas realizó un proyecto teórico en el que querían construir algo que permitiera detectar de manera temprana el cáncer de mama. Agudelo cuenta que se enfocaron en esa enfermedad y no en las otras cientos de miles que existen porque se inspiraron en la mamá de una de sus compañeras, quien había sido diagnosticada y era uno de los casos más cercanos que tenían.
“Ese proyecto teórico a mí me enganchó, la verdad. Y quise explorar la oportunidad de volverlo una realidad”, cuenta Valentina, quien también relata que esa no era la primera vez que había emprendido en un proyecto que buscara mejorar la salud de las mujeres. Antes había tenido un negocio de copas menstruales, una opción que vio como una oportunidad de comercializar productos de higiene menstrual sostenibles y de bajo precio.
Julieta pasó del papel a la vida real cuando Valentina comenzó a realizar alianzas. Una de ellas fue con una empresa de ingeniería para realizar el primer prototipo y también con Sura, quien apadrinó la investigación y ayudó a que se construyera de manera oficial la primera versión del dispositivo. Junto a esta compañía fue que se comenzó a probarlo en mujeres. En total, fue utilizado en 1.800 pacientes de la aseguradora.
Este tiene forma de círculo y puede llevarse a cualquier lugar. El dispositivo tiene un set de 12 electrodos, seis para cada seno, y está conectado por bluetooth a una aplicación que es la que revisará los datos y dará la interpretación. El tamizaje, que dura menos de 5 minutos, mide si hay tejidos que deban ser considerados como sospechosos y, en caso de haberlos, el objetivo es priorizar a la paciente para que tenga acceso a un diagnóstico temprano.
Luego de finalizar la fase de investigación con Sura, Julieta pudo obtener su registro Invima, el cual permite que un producto de salud pueda ser usado y comercializado en el país. Después comenzaron a utilizarlo en otras instituciones para observar su comportamiento: han tenido alianzas de investigación y colaboración con la Liga Colombiana contra el Cáncer y la Fuerza Aérea, y Julieta ha sido utilizada en Cali, Medellín, Barranquilla, Bucaramanga y Leticia. En total, ha sido usado por más de 2.800 mujeres en 15 centros de salud.
Valentina cuenta que actualmente están llegando a varias comunidades rurales del país y que, en el futuro, su meta es que este dispositivo también pueda ser utilizado en el exterior. “Hoy en día las mujeres necesitan una manera de acercarse al sistema de salud y eso es lo que hace Julieta”, afirma.
Pero como un solo hijo no fue suficiente, luego llegó Salva Health como una manera de agrupar las soluciones que de ahora en adelante seguiría construyendo Valentina y su equipo, que está conformado por 23 personas.
Uno de los pasos más importantes a la hora de crear un dispositivo médico es la validación científica. Sergio López, ingeniero biomédico y director técnico de Salva, explica que para esto es necesario llevar a cabo pilotos e investigaciones conjuntas con profesionales de la salud para que su utilidad sea demostrada y así este comience a ser utilizado por los especialistas. Actualmente con Julieta se encuentran realizando este tipo de estudios para así generar confianza y probar sus beneficios en la detección temprana del cáncer de mama. “Hay una cosa que no falta en una empresa de tecnología y es que el desarrollo del producto continúa. Todo el tiempo estamos en proceso de mejoramiento, entonces, no es que tengamos un resultado, nos quedamos ahí y nos vamos a ir con esto, sino que constantemente estamos probando más cosas, tratando de identificar nuevas formas de hacer que funcione mejor, tratando de que esto sea más generalizable, que pueda llegar a todas las manos”, explica el ingeniero.
Otro de los próximos pasos que planea dar Salva es la creación de otros dispositivos que ayuden a diagnosticar otras enfermedades de alta incidencia en el país. Valentina dice que toda Julieta debe tener su Romeo, por lo que en un futuro le gustaría que crear un producto pensado en la detección del cáncer de próstata.
El cáncer de mama en Colombia
El de mama es el tipo de cáncer más común en mujeres a nivel mundial. Según las cifras de la Organización Mundial de la Salud (OMS), en 2022, en el mundo se diagnosticaron 2.3 millones de casos nuevos y 670.000 mujeres fallecieron debido a esta enfermedad.
Uno de los puntos más relevantes que revela el análisis de los datos sobre el cáncer de mama es que, en los países de ingresos bajos y medianos (como Colombia), el impacto suele ser mayor. Según la OMS, en los países con un índice de desarrollo humano (IDH) alto –que mide la salud, la educación y los ingresos–, una de cada 12 mujeres será diagnosticada con este cáncer y una de cada 71 morirá. Mientras tanto, en los países con un IDH bajo, aunque una de cada 27 mujeres será diagnosticada, el número de fallecimientos es mayor, ya que una de cada 48 puede morir por esta causa.
Y así como en el mundo es una de las principales causas de fallecimiento en mujeres, en Colombia también lo es. De acuerdo con cifras preliminares del 2024 del Dane, el cáncer de mama fue una de las diez principales causas de muerte de mujeres a nivel nacional. Y la Cuenta de Alto Costo (CAC), la organización que le hace seguimiento a este tipo de enfermedades en el país, desde 2015 la prevalencia de casos de cáncer de mama ha venido en aumento. En ese año se presentaron 149 casos por cada 100.000 mujeres, mientras que en 2023 –último año del que se tiene registro– hubo 367 casos por cada 100.000 mujeres.
Las tasas de mortalidad son más altas entre mujeres que viven en condiciones de vulnerabilidad. Por ejemplo, de acuerdo con datos de la CAC, el 51,13% de los casos en mujeres afrodescendientes fueron diagnosticados en etapas avanzadas, cifra que asciende al 57,50% entre mujeres indígenas. En contraste, entre quienes no reportaron pertenecer a ningún grupo étnico, el porcentaje fue del 40%. Además, la detección temprana en población afro e indígena fue, en promedio, 10,5 % menor en comparación con el resto de las mujeres.
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Aunque ha habido avances en el tamizaje, persisten desafíos importantes: los equipos necesarios para detectar el cáncer de mama no están disponibles en todas las regiones. Marcela Forero, directora del área social de la Liga Colombiana Contra el Cáncer, señala que uno de los grandes retos es llevar esta tecnología a zonas apartadas, así como capacitar al personal médico en el reconocimiento de signos de alerta.
En su opinión, los dispositivos que actualmente se están desarrollando podrían ofrecer una solución a esta problemática. No obstante, esta experta considera que estas nuevas herramientas deben contar con respaldo clínico sólido antes de implementarse en pacientes. “Estas tecnologías deben someterse a un estudio clínico juicioso comparativo con el resto de exámenes de tamización que ya existen y que se han utilizado históricamente. Deben contar con evidencia científica para que se pueda debatir sobre la utilización de estos aparatos o de estas nuevas tecnologías. Si su utilidad puede demostrarse a través de estudios clínicos, creo que podemos empezar a cambiar, al menos en este caso, la historia del acceso a los servicios de salud en comunidades remotas”, concluye Forero.