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60 años de la muñeca más famosa del mundo

Menos sexy, menos rubia, menos estilizada, así celebra la Barbie. Intenta adaptarse a otras reglas para que no la saquen del juego.

Periodista, presentadora y locutora. Fui DJ de radio, reportera de televisión y ahora disfruto el ejercicio de escribir a diario. Melómana, cinéfila y seriéfila.

09 de marzo de 2019

La primera Barbie era rubia, con un flequillo crespo y llevaba su pelo brillante con una cola de caballo. Las cejas tenían forma triangular, miraba a la derecha, sus labios estaban pintados de rojo intenso y llevaba aretes dorados. Era la primera muñeca con cuerpo adulto.

Su creadora Ruth Handler, cofundadora de Mattel, tuvo la idea de este modelo de plástico al ver las limitaciones que tenía su hija Bárbara (de quien salió el nombre) al jugar: “Solo había bebés con las que el único papel en el que podía proyectarse en sus juegos era el de madre o ama de casa, mientras que su hijo podía imaginarse como astronauta, piloto, cirujano. Todas estas posibilidades estaban fuera del alcance de la niña en la industria del juguete”, describió Nathan Baynard, director de mercadeo global de la marca, a la agencia de noticias AFP.

Su presentación en el Salón del Juguete de Nueva York, el 9 de marzo de 1959, fue una revolución para la época y desde ese momento hasta hoy se han vendido más de 1.000 millones en el mundo.

Los estereotipos y críticas

El primer aspecto que tuvo fue de modelo pin-up (estilo sugerente, provocador y muy femenino). Según La AFP, sus medidas, poco realistas, fueron revisadas por la compañía juguetera, pero en general ella, arquetipo de la rubia californiana, ha sido criticada a lo largo de los años por proyectar una mujer superficial, fomentar la anorexia y deformar la imagen femenina desde la más tierna edad.

Es innegable que la novia de Ken se convirtió en el icono de una época e influyó en generaciones completas de niñas. Para Sara Fernández, académica y activista de la Universidad de Antioquia, este juguete normalizó y socializó los estereotipos de género, “y veo que se ha abierto a algunos modelos como la deportista o empresaria, pero nunca abandona su Ken y siempre está dentro del formato heteronormativo de clase, urbano y muy marcado en el consumo en términos de moda, apariencia y estereotipos de belleza”.

Adriana Betancur Betancur, subdirectora de Interculturalidad de la Colegiatura, reconoce a Barbie como un fenómeno comercial inscrito en el sistema moda, “que responde a los desarrollos de la sociedad como lo hace cualquier otro producto que este inmerso en esa lógica. Y entiendo que hay un discurso de que perpetua el tema del papel de la mujer, pero creo que refleja lo que ha pasado en cada época. No creo que su influencia, por grande que fuera, haya alcanzado para permear o ser tendencia de consumo de la mujer”.

La muñeca “es lo que la niña quiere que sea”, explicó a La AFP M. G. Lord, autor del libro de referencia Forever Barbie: “Como una niña la ve se enmarca en cómo la madre se siente sobre la idea de feminidad, el problema no es el objeto de 28 centímetros, es cultural”.

Por eso Fernández anota que son las mismas mamás jóvenes las que hoy están cuestionando y moviendo el mercado y han obligado a que se reinvente, “aunque no lo suficiente todavía”. Solo que sí hay una idea más amplia: este año llega al mercado una en silla de ruedas y otra con una pierna ortopédica. Hacen parte de una colección que incluye versiones con diferentes alturas.

Las cifras hoy

Lisa McKnight, directora general de la marca en el mundo, contó que 55 % de las muñecas vendidas no tienen cabello rubio ni ojos azules, tienen muchos tonos de piel y diversos tipos de cuerpo.

Al año se venden 58 millones de este personaje que llegó a los 60 años y busca mantenerse vigente con su sonrisa perfecta, sus cerca de 180 profesiones y hasta su incursión en redes sociales. En 2018 tuvo un aumento del 12 por ciento en las ventas en EE. UU. Es otra Barbie la de hoy, aunque quien sabe si sobreviva 60 años más. Por ahora quiere ser más incluyente.