Las estrategias para la virtualidad
En tiempos de pandemia todas las instituciones educativas debieron adaptarse a eso de educar de manera remota y todas han tenido experiencias distintas.
La UPB pudo hacer buen tránsito, pues tenían un terreno abonado. Prueba de ello es que cuando toda la academia se fue para la casa, esta institución contaba con programas ciento por ciento virtuales, la mitad de sus docentes con conocimiento en tecnologías digitales y había institucionalizado el Día de la Virtualidad, una jornada anual en la que las aulas presenciales se cerraban y todos los cursos se impartían de manera virtual.
En principio, el camino fue acelerar la cualificación docente, durante siete semanas, cinco de manera intensiva. El resultado fue que para el comienzo del segundo semestre del año, el 80 % de los cursos universitarios estaba disponible en plataformas virtuales.
La apuesta de Eafit se centró en una enseñanza remota con modalidad digital, con un equilibrio entre clases sincrónicas y asincrónicas.
Según Diego Leal, director del Centro para la Excelencia en el Aprendizaje de Eafit, hicieron un ejercicio de conversación con todas las áreas para construir salidas conjuntas y se creó un consultorio permanente para responder preguntas de aprendizaje.
El otro frente fueron los estudiantes, a lo cuales se les brindaron herramientas para fortalecer sus competencias digitales y acompañamiento para saber cómo emplearlas
En la Universidad de Antioquia la adaptación también pasó por la formación acelerada y la apropiación de herramientas (en la primera etapa formó 10.000 estudiantes, 3.500 profesores y 1.500 administrativos), por su tamaño y su carácter públic0 debió subsanar brechas tecnológicas y de conectividad de su comunidad académica.