Payasos que no hacen reír
Una serie de hechos en distintas ciudades del mundo ha puesto a los payasos en la mira de las autoridades.
Periodista de la Universidad de Antioquia. Interesado en temas de tecnología y cultura. Disfruto del cine y la música.
Carolina del sur, Estados Unidos. Un grupo de payasos que se movía en una van por áreas boscosas intentó llamar la atención de distintos menores de edad. El diario The Guardian explicó que podría tratarse de publicidad de una nueva película de terror.
Gatineau, Quebec, Canadá. La policía denunció que un payaso estuvo en un parque persiguiendo niños. También llamaron la atención sobre una foto en Instagram donde se veía un hombre con una máscara de payaso en los alrededores de una escuela.
Como en Estados Unidos y Canadá se han presentado casos similares en Reino Unido, Australia, Holanda y México. El hecho se ha convertido en fenómeno social que tiene en alerta a las autoridades debido a que en algunos casos el acoso ha pasado a las amenazas e intimidación con armas.
Culturalmente los payasos se asocian a la diversión o a un objeto de miedo. La psicóloga clínica Paola Osorio Villa señala que la fobia o el temor a los payasos (coulrofobia) está asociado a desconocer qué se esconde en el maquillaje y en el artilugio que usa la persona que se disfraza. “El maquillaje que cubre el rostro está asociado a no saber qué hay detrás, qué me está atacando y contra quién tengo que defenderme”.
Osorio cuenta que es una fobia muy típica de esta generación en la que el maquillaje, las máscaras y cubrirse el rostro está asociado con acciones como asustar o delinquir. “En los niños, el rostro del payaso se convierte en una figura amenazante porque lo desconocen”, manifiesta la psicóloga clínica.
Fredy Romero Guzmán, profesor asociado a la Institución Universitaria de Envigado y subdirector nacional del campo de psicología clínica del Colpsic, menciona que los seres humanos estamos expuestos a cualquier tipo de fobia o medio irracional. Aclara que existen vulnerabilidades más altas cuando la gente está expuesta a personas cuyos vínculos han sido más ansiosos o fóbicos. “Es decir, si mi papá o mi mamá han sido más ansiosos o temerosos estoy expuesto a adquirir una fobia con más facilidad”.
No obstante explica que “el payaso encarna un tema simbólico desde el teatro que ayuda a representar emociones como la tristeza, la alegría o el sarcasmo”.
Además, el psicólogo añade que las personas adultas que tienen fobia a los payasos, en general, pudieron haber tenido, cuando eran niños, alguna “vulnerabilidad o apego inseguro”.
Liliana López, docente de la facultad de psicología de la Universidad Pontificia Bolivariana, también reitera que esta fobia no es exclusiva de los niños y señala que en personas adultas se presenta. “Pueden sentir una territorialidad, que los van a invadir. Alguien mayor sí sabe reconocer que ese miedo es excesivo, si es una fobia. El niño no”, cuenta la docente.
Miedo o fobia
Aunque los acosos por parte de personas disfrazadas de payasos que se han presentado pudieron darse ante personas con coulrofobia, es probable que las víctimas de estas persecuciones hayan padecido un episodio de miedo en el que no hay un trastorno de ansiedad o fobia.
Este miedo, sigue Liliana, pudo haber nacido por asociación. “La fobia se refiere a algo que realmente no genera peligro, pero que alguien lo valora como peligroso, es un temor desmesurado. Se evidencia como un trastorno de la ansiedad. A diferencia, cuando es un miedo infundado se reconoce que hay algo real peligroso, la gente se condiciona. Ese objeto, en este caso el payaso, activa el miedo porque desde lo real sí hay posibilidad de daño”.
En esa afirmación coincide Paola Osorio, quien indica que las fobias son temores irracionales a algo y por los cuales las personas que los padezcan pueden tener síntomas físicos y pueden estar asociados a un evento traumático que se recuerde o no.
Al contrario, “el miedo es algo que todos los seres humanos tenemos, es una reacción normal ante un estímulo específico, puede tener un carácter innato, aunque algunos se aprenden y en la mayoría de veces son adaptativos porque es una respuesta a un estímulo que desde los real dispara miedo y puede ser peligroso”, comenta López.
Por qué asustar a otro
Fredy Romero comenta que asustar a alguien hace parte del juego social en el que se ha crecido, “es un juego de dominancia y poder”. Sin embargo, concluye que una cosa es el juego y otra su intención. “Si se trata de lastimar o hacer daño, tiene una connotación de un rasgo antisocial en quien lo está cometiendo”.
Por ahora, grupos en México ya han salido a la caza de quienes disfrazados de payasos quieren infundir miedo en otros. La causa del fenómeno sigue siendo desconocida.