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El sarcasmo aumenta la creatividad, dice estudio

Un estudio indica que los intercambios sarcásticos aumentan la creatividad, aunque a un costo.

Comunicador social. Periodista del área de tendencias. Me interesan la ciencia, el lenguaje, la sociedad y el internet. Me gusta responder las preguntas que se hace la gente cuando se hace preguntas.

05 de junio de 2016

Si se detiene a pensarlo, tiene sentido: cuando en una conversación una de las partes dice algo sarcástico, la otra tiene que detenerse a pensar, así sea durante un segundo, antes de entender lo que el otro quiso decir en verdad.

Más allá de pensar si “la cogió en el aire” o no, un estudio de investigadores de las universidades de Harvard y Columbia y de la escuela de negocios Insead apunta que un intercambio sarcástico aumentan la creatividad tanto de quien lo dice como de quien lo escucha, pues los obliga a hacer uso del razonamiento abstracto.

Sin embargo, la investigación señala también los riesgos de usar el sarcasmo como forma de comunicar algo, en especial en un ambiente de trabajo: es poco efectivo a la hora de hacer entender un mensaje, y puede generar roces entre las personas.

Una espada de doble filo

Dos de las hipótesis de los investigadores buscaban analizar la forma como el sarcasmo aumenta la creatividad entre dos personas y su capacidad para generar conflicto entre ellas.

Esto último en especial porque de los tipos de humor que existen, “el sarcasmo es uno de los más hostiles para el bienestar del individuo y sus relaciones interpersonales”, dice el artículo que da cuenta del estudio. La hostilidad percibida viene de la burla o la ironía que usa una expresión sarcástica para dar a entender lo opuesto de lo que se dice.

En uno de los apartes de su investigación, los autores Li Huang, Francesca Gino y Adam D. Galinksy sometieron a 112 personas a una serie de conversaciones simuladas, donde debían decir y recibir comentarios sinceros o sarcásticos.

Luego debían realizar una prueba donde se medía su creatividad, y al final calificaban asuntos como el conflicto percibido con sus interlocutores o qué tan bien o mal se habían sentido con los comentarios.

“Aquellas personas que calificaron como sarcástico tuvieron mejor desempeño en pruebas de creatividad que quienes dijeron que su interlocutor había sido sincero”, dijo Galinsky en una comunicación publicada por Harvard.

“Para crear o decodificar el sarcasmo, tanto quien lo expresa como quien lo recibe debe sobreponerse a la contradicción, es decir, a la distancia entre el sentido literal y el significado real de las expresiones. Este proceso activa y es facilitado por la abstracción, que a su vez promueve el pensamiento creativo”, explicó Gino en la misma publicación.

Un experimento posterior cambió la metodología y la prueba de creatividad, y dividió a 107 personas en cinco grupos diferentes. A los participantes de cada uno de los grupos se les asignó una tarea distinta: unos debían recordar una situación relevante de sus vidas donde hubieran hecho un comentario sarcástico, otros donde lo hubieran recibido, un tercer y cuarto grupos para los comentarios sinceros, y un último de control, que buscaba evitar conclusiones erróneas.

Luego del ejercicio, los grupos que recordaron situaciones donde recibieron o dijeron sarcasmos tuvieron un mejor desempeño en la prueba de creatividad, diferente al experimento anterior, donde debían solucionar un problema (ver recuadro) que implicaba pensar “fuera de la caja”. Entre el 60 % y 70 % de los miembros de estos grupos pudieron resolver el problema, mientras que entre el 20 % y 30 % de los demás pudieron lograrlo.

Un tercer experimento, ahora con otras 114 personas, evaluó de nuevo la relación entre el sarcasmo y su capacidad para ayudar a resolver problemas. En este caso se concentró en analizar cómo estos intercambios hacían que la gente pensara de forma abstracta, y cómo esto desembocaba en una manera más creativa de analizar una situación. Una vez más, los hallazgos fueron similares a los de los primeros dos, donde los grupos que expresaron, recibieron o pensaron de forma sarcástica tuvieron mejores desempeños en las pruebas de creatividad.

“No nos sorprendió mucho hallar que el sarcasmo puede aumentar la creatividad”, dijo Huang, una de las autoras del estudio al hablar con El Huffington Post, “pero lo que nos llamó la atención fue descubrir que lo hacía también en quienes lo escuchaban. Solo después de descubrir su relación con el pensamiento abstracto comenzó a tener sentido”.

Sin embargo, eso no quiere decir que la idea sea ser sarcásticos todo el tiempo. En las tres pruebas los investigadores hallaron que las personas calificaron como más conflictivos aquellos intercambios mediados por el sarcasmo, sobre todo al compararse con los que eran más sinceros.

Con eso en mente la pregunta que seguiría —que también se hicieron los investigadores— es: si el sarcasmo ayuda a resolver problemas pero puede afectar las relaciones personales, ¿cómo hacer uso de él sin herir a los demás?

Cómo mediar los choques

El último experimento buscó hallar cómo el sarcasmo podía ser usado para aumentar la creatividad sin aumentar el conflicto. A fin de cuentas, si espera usarse como una herramienta para la resolución de problemas en el trabajo, lo ideal sería descubrir cómo aplicarlo en la oficina sin generar roces entre las personas.

Los investigadores encontraron que cuando la confianza entre dos miembros de una organización es alta los intercambios sarcásticos no generan conflicto.

Esto, porque cuando las partes confían en sí sus comentarios son interpretados de forma positiva, y se espera que al hacer un comentario nuevo sea tomado de la misma forma. La posible generación de un conflicto se ve mediada por la confianza en el otro, a diferencia de cuando se desconoce a quien hace el comentario sarcástico.

A pesar de servir como mediadora la confianza entre las partes no evitó que, como en los demás casos, este tipo de expresiones fueran usadas como una forma creativa de decir algo, o que mejoraran la creatividad de las partes.

Los investigadores concluyen diciendo que el sarcasmo es, entonces, una espada de doble filo: un catalizador de creatividad que puede instigar el conflicto. Como decía Óscar Wilde, varias veces citado en el documento: “[El sarcasmo] es la forma más baja de humor, pero la más alta expresión del ingenio”.