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Tratar el dolor oncológico: derecho y prioridad

Hoy los especialistas se concentran en aliviarlo y en procurar cuidados paliativos más tempranos.

27 de febrero de 2022

Cada vez se cuenta con más herramientas, desde el punto de vista diagnóstico y terapéutico para el manejo del dolor oncológico, poniendo todos los esfuerzos en eliminar ese paradigma por el que se da por supuesto que todo paciente de cáncer lo experimente. Sandra Liliana Parra Cubides, médica internista, especialista en medicina del dolor y cuidados paliativos, es firme en asegurar que toda persona tiene el derecho a acceder al control del dolor como un imperativo ético, parte del manejo de su enfermedad.

“El dolor es tan importante para nosotros los médicos porque deteriora la calidad de vida, entonces, así como uno debe chequear en los signos vitales la frecuencia cardiaca o la presión arterial, ahora por la Organización Mundial de la Salud (OMS), la escala del dolor se considera el quinto signo vital. En las evaluaciones con los especialistas es de obligatorio cumplimiento que uno pregunte acerca de él” afirma Viviana Olaya Colorado, hemato oncóloga y docente de Medicina de la Universidad CES.

Aquí, es necesario comprender que las posibilidades del manejo del dolor en los pacientes oncológicos son particulares, incluso entre personas que padecen el mismo tipo de cáncer. Por eso, se aconseja un manejo experto para que estos no cedan, sin fundamento, ante remedios caseros o medicinales que quizás a otros han funcionado o que, simplemente, se hayan consultado en internet. “Puede que los tratamientos sean con los mismos medicamentos o quimioterapias, pero no tendrán, por ejemplo, las mismas consecuencias (...) Fundamental informarse de una fuente adecuada y una fuente adecuada no es Google”.

Parra Cubides aclara que el dolor es difícil: “Pero parte de su convivencia con el humano es ser un mecanismo protector. Obviamente, cuando ya se hace crónico o permanece en el tiempo, comienza a generar en los pacientes cambios y síntomas emocionales, a deteriorar la calidad de vida y lo pone en riesgo de sufrir otros síntomas. De ahí que sea tan importante detectarlo y, cuando se detecta, tratarlo”.

Opciones terapéuticas

Los tratamientos dependen del tipo e intensidad del dolor, de las estructuras que estén comprometidas, de la etapa del cáncer y de la tolerancia de la persona a ciertos medicamentos o alternativas que se van probando como parte del proceso.

Un enlace terapéutico con el especialista en dolor en etapas cada vez más tempranas permitirá al paciente tener más claridad y control sobre este, considera Parra Cubides. El dolor puede darse por la enfermedad, pero también como una secuela de los tratamientos. “Fundamental que cuando al paciente lo remiten a cuidados paliativos no se tenga el estigma de que lo están enviando porque no hay nada más que hacer, al contrario, si un equipo decide que un paciente por control del dolor va a estos cuidados es para realmente mejorar su calidad de vida desde todas las dimensiones”.

El dolor se puede controlar con un solo medicamento o con la suma de varios que actúan en diferentes niveles. Aunque hay temor en algunos pacientes por los efectos secundarios o por componentes que generen adicción, Viviana Olaya Colorado explica que por eso se establecen las dosis adecuadas, se realiza un seguimiento y estos son regulados. No toda persona a la que se le administren derivados de la morfina es porque está en fase terminal, eso hay que desmitificarlo: “Son unos medicamentos que se han probado en estudios clínicos y se ha visto que la efectividad, el beneficio, supera el riesgo”.

Sandra Liliana Parra manifiesta que desde cuidados paliativos tienen diversas opciones terapéuticas, inclusive, cuentan con intervenciones como bloqueos, con los cuales ayudan a liberar el dolor. Como explica, los pacientes no son un agente pasivo en el proceso: el autocuidado y el buen manejo de las recomendaciones ayuda, así como aprender a conocer su dolor, por ejemplo, prestar atención a en qué momentos del día este es más fuerte.

Aliviar el dolor se traducirá en la posibilidad de realizar más actividades que saquen a la persona de su rol de paciente y que la conecten con su entorno y grupo familiar, porque como señala Parra Cubides, “muchas veces el dolor aísla, genera dificultades para que el paciente pueda cumplir con sus roles. Ahora tenemos nuevos medicamentos. Realmente contamos con opciones terapéuticas desde las más sencillas hasta las más fuertes, de acuerdo con el caso”