“Yo nunca me fui, dejé aquí el corazón”: Jorge Carvajal, el guía de la gran meditación del MED
El precursor de la sintergética fue el encargado de guiar la meditación que convocó a 9.000 personas en La Macarena. Antes del evento hablamos con él sobre la importancia de las emociones en la salud y la evolución de la sintergética.
Periodista de la Universidad de Antioquia, especialista en periodismo digital en la UPB con 30 años de experiencia. Locutora y programadora de RCN Radio, reportera en Hora 13 Noticias y periodista en EL COLOMBIANO desde su página web hasta la sección de Tendencias de la que actualmente soy editora.
En la medicina contemporánea hay un médico colombiano que ha logrado –de manera sólida– tender puentes entre ciencia, espiritualidad y humanismo. Se trata del antioqueño Jorge Carvajal Posada, quien justo este domingo fue el guía de la gran meditación que se vivió en el Centro de Eventos La Macarena en Medellín y que convocó a cerca de 9.000 personas.
Puede leer: 9.000 personas meditaron en la Macarena durante el MED
Carvajal —nacido en Medellín en 1949, médico cirujano de la Universidad de Antioquia y creador de la Sintergética y de Manos para Sanar— se ha convertido en una de las voces más influyentes en América Latina cuando se habla de salud integral.
Su historia es tan amplia como su propuesta. Desde su paso por la selva del Urabá chocoano, donde vivió cuatro años aprendiendo de los pueblos indígenas, hasta sus estudios en Europa y África, Carvajal ha cultivado una visión que integra la biología celular, la bioenergética, la biocibernética, la epigenética y la neurociencia contemporánea.
Su teoría, la Sintergética, propone algo audaz para la medicina convencional: que la conciencia también es un instrumento terapéutico. “Las aplicaciones terapéuticas de la conciencia incorporan la formación del carácter, la autogestión emocional, la psiconeuroinmunología, la meditación y la aplicación práctica de las denominadas ciencias de la conciencia”, explican en la web de Unalma, que comparte el conocimiento del Dr. Carvajal.
Antes de la meditación tuvimos unos minutos con él y su presencia deja claro que no se trata de un médico tradicional; es un maestro que ha convertido su vida personal, académica y espiritual en una experiencia de síntesis.
Quiero empezar devolviéndonos en el tiempo, cuando empezó con la sintergética. ¿Qué le decían?, ¿qué no entendían?, ¿cómo fue ese proceso para usted?
“Fue muy bello porque la sintergética nació en la facultad. De allí nosotros hacíamos parte de movimientos de servicio rural, de campamentos universitarios, de brigadas de salud que iba a las poblaciones más pobres de la ciudad. Pero también soñábamos con una medicina que integrara no solo la materia, sino la energía, la información, la conciencia ya desde ese tiempo, entonces encontramos la terapia neural, luego encontramos la acupuntura, luego la ayurveda, siendo estudiante todavía me dediqué a estudiar todas estas cosas.
Luego salí, yo tenía una beca para irme a Estados Unidos, pero elegí irme para la selva, estuve 4 años en la selva, en toda la zona del Urabá chocoano y allí aprendí de los indios kunas, los emberas. Aprendí otro tipo de relación con la naturaleza, otro tipo de cosmovisión que a mí me tocó el corazón. Por un azar increíble, allí tuvimos un accidente en el río Atrato, en el Chocó, y eso dio lugar a mi encuentro con una enfermera belga que su padre era el director de un gran laboratorio de investigación en Bruselas, entonces ellos me dieron una beca y yo me fui para Europa unos años. De Europa me fui al África y allí conocí todas las medicinas no convencionales, que para mí son simplemente complementarias, entonces regresé y empezamos a integrar todo esto inicialmente como bioenergética. Segundo, como sintergética”.
Es como un mito o lo que se ha dicho es que se fue del país porque aquí no entendían la sintergética...
“Yo no me fui porque hubiera resistencia. Claro que hay resistencia frente a algo nuevo, pero yo me fui porque tenía alumnos de Europa que venían a estudiar a Medellín. Yo nunca me fui. Dejé el corazón aquí. Vengo con mucha frecuencia, mi alma sigue siendo paisa y creo que voy a regresar pronto para estar aquí del todo con mis pacientes, mis alumnos, mis hijos, mis hermanos”.
Aunque viajó durante décadas para enseñar en diferentes continentes, Carvajal siempre mantuvo sus bases en Colombia. En Medellín fundó instituciones como Viavida y Amibio, y es presidente honorífico de la Asociación Internacional de Sintergética (AIS).
Le puede interesar: Gurudev, el maestro yogui que le enseñó a respirar a Medellín
¿Cómo ha visto la evolución de la Sintergética desde sus primeros momentos hasta hoy?
“Es como sembrar una semilla en tierra fértil. Luego ves un jardincito, luego un bosque, pero la cosecha no es de la sintergética, es de integridades, de humanidades.
Hoy hay psicólogos, fisioterapeutas, médicos internistas, ginecólogos... todos sintergéticos, pero siguen siendo lo que son. Solo que dentro de un espíritu más amplio, humano y tecnológico”.
Hay un punto muy importante que lo aplica la sintergética y es la importancia de las emociones en nuestra salud y nuestra vida diaria. ¿Cree que se ha mejorado o todavía nos falta entenderlo mejor?
“Ha mejorado muchísimo y ha mejorado mucho del lado el estudio de la neurociencia efectiva, de la neuroplasticidad, de la psiconeuroinmunoendocrinología, de la meditación, de la concepción de la red mente y cuerpo. Entonces, realmente ya a mí no me preocupa eso, posiblemente haya resistencia, pero hoy sabemos que buena parte de nuestras enfermedades, –alrededor del 70%– tienen su origen, no solo su causa, porque puede haber una multicausalidad. Pero su origen más importante está en cómo vivimos nuestras emociones.
Las emociones se inscriben en nuestro cuerpo, condicionan nuestra biología, hacen parte de una prodigiosa red, que es la red mente cuerpo y esa red simplemente nos dice que el cuerpo es mental, que el universo es mental, que la energía sigue el pensamiento, que cada uno de tus pensamientos y sentimientos repercuten cómo se expresan genéticamente tus células, o sea que estamos abordando algo que es fundamental para la vida, pero lo más importante es la autogestión de la salud. Médico es el que enseña y no estamos ahí para resolver el tema de la gente, sino para enseñar a que lo resuelva y tenga autogestión y responsabilidad de su propia salud”.
Si esto ya no le preocupa, ¿qué le preocupa hoy?
“No, a mí no me preocupa nada (risas). Yo te digo que lo primero en mi vida y en la vida es la aceptación. La aceptación es el punto de partida. Las cosas son como son y lo que son. Hay que cambiarlas. Hay que transformarlas, pero si no las aceptas, no las puedes cambiar y eso es cierto. Yo acepto esta enfermedad para cambiarla. Yo acepto a mi mamá para poder modificar las relaciones con ella, pero yo me acepto para poder cambiar, si yo no me acepto nunca voy a poder cambiar, si yo no me acepto, nunca me voy a poder amar. Así que cada quien está en lo que está, va exactamente donde va y yo no le puedo decir a la gente que se comporte con el mar cuando apenas es un manantial. El manantial tiene sus leyes como la cascada y como el valle, así que por eso no hay de qué preocuparse. Hay que ocuparse”.
Si el 70% de las enfermedades tienen causa emocional, ¿podemos prevenirlas nosotros mismos?
“Claro que sí. Nosotros somos arquitectos de nuestra salud, eso quiere decir que podemos prevenir la enfermedad, pero más allá de prevenir la enfermedad, promover la salud, y ¿cómo promueves la salud? Con los ritmos de la vida. La vida es una danza, y cuando hay danza es porque hay ritmos y hay música, y cuando hay música es porque hay un músico y cuando hay un músico es porque hay una partitura.
La partitura es tu espíritu. El músico es el alma. La danza que tú danzas es lo que te permite darle sentido a la vida y divertirte y disfrutar la vida y la personalidad es el instrumento, pero la personalidad tiene muchos instrumentos: el hígado, el vaso, el timo, el cerebro, la epífisis, pero no solo eso, sino tu campo emocional, tu campo mental.
Todo esto hace parte de lo que es el instrumento de resonancia de esa música que toca el músico del alma, para que tú puedas dar tu nota en la vida, que es lo que viniste a dar. Tú no viniste a ser como fulano o perano. Tú viniste a ser como tú, único, original, auténtico, irrepetible, ahí restauras la dignidad maravillosa de ser humano y humanizas la vida”.
Este concepto —el ser humano como creador de sus ritmos internos— aparece también en su obra escrita y en sus conferencias, donde invita a vivir con coherencia, autenticidad y propósito.
Hablemos de la salud mental, tema central del evento MED. ¿Cómo entender su importancia?
“Nosotros creemos que la salud mental es un asunto de grandes enfermedades mentales. Realmente, la salud mental está determinando la calidad de nuestra salud global, así como pensamos, así somos. La energía sigue el pensamiento, lo que tú piensas de ti, lo que crees de ti va a repercutir definitivamente en la salud a nivel físico, a nivel emocional, a nivel mental, a nivel espiritual.
Yo me digo: tenemos ahora la disociación, cuerpo, mente y decimos la salud mental, pero la salud mental es salud corporal, es decir, mente sana en cuerpo sano. No hay salud mental, sino te ejercitas adecuadamente, si no duermes bien, si no comes adecuadamente. No hay salud mental sino tienes relaciones humanas que representan para ti un soporte afectivo. Así que la salud mental es integridad. La integridad tiene que ver con la coherencia, la transparencia, la honestidad, tus relaciones humanas, pero no tiene solamente que ver con la mente porque ¿qué es la mente? La mente es un instrumento de tu conciencia. ¿Qué es el cerebro? Es un instrumento de tu mente y ¿qué es el cuerpo? In instrumento de tu cerebro, pero todos esos son instrumentos de la vida, todo está interconectado, la salud mental es holográfica, es conectividad global”.
Esta visión —holística, sistémica, profundamente humana— es la base de toda su propuesta terapéutica. Hoy, el Dr. Carvajal continúa escribiendo, investigando y enseñando. Distribuye su tiempo entre Colombia, Europa y América Latina, y su legado se extiende en miles de terapeutas, médicos y pacientes que ven en su enfoque una manera más humana, consciente y compasiva de comprender la salud.
La sintergética —más que una técnica— se ha convertido en un lenguaje común entre disciplinas, un puente entre paradigmas y una invitación permanente a recordar que la vida, como él dice, “es música que el alma interpreta a través del cuerpo”.