Pasan los años, pasan los jugadores…

Grecco

El DIM, sus directivos y su gente, le deben honores a los ídolos que dejaron ir sin una despedida a la altura de su amor por el rojo.

Tal vez así es el amor: risa y llanto, encuentros y desencuentros, memorias y olvidos. Tal vez así somos los del DIM, ingratos para amar. Abrazamos a nuestros ídolos mientras ocupan un puesto en la gramilla y luego los confinamos a las anécdotas de cualquier conversación trivial.

Pienso en el portador de la cabeza rapada y el número dos en su espalda, y bajo el número dos un escudo sagrado tatuado en la piel. Pienso en goleador argentino que murió de viejo y de pobre en el peor de los olvidos y padeciendo una enfermedad tan triste como su salida de la memoria de los rojos. Recuerdo al paraguayo que se revolcó en el suelo y voló entre los palos para regalarnos el quinto adorno de nuestra vitrina. Recuerdo a muchos, a muchos más.

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Cortés, por ejemplo, fue despedido por un desconocido de esta casa, un Guillermo Berrío que vio en él un suplente que le sobraba en una plantilla que no tuvo con qué clasificar si quiera a los cuadrangulares. El mismo que envió a un tal Felipe Pardo a las reservas del equipo. Ese jugador que hoy acredita varios años en el fútbol de Europa. Con Roberto Carlos la cuenta pendiente es grande.

A Choto, Grecco, Bobadilla y a muchos de nuestros ilustres exjugadores los une haber portado la armadura más linda de esta tierra y los identifica también la ingratitud histórica que han tenido las administraciones del DIM con los ídolos que colmaron de alegría las tribunas del Atanasio Girardot.

A los que aún viven les debemos una calle de honor, una salida digna de sus gestas, un aplauso que los aturda de gratitud. Es tarea nuestra como afición y es una cuenta pendiente que tienen los dirigentes con aquellos que aún visitan la tribuna, como hinchas, como muestra de su amor eterno por El Poderoso.

Ya el 20 y el 22, Mao y David, están cerca de agotar sus minutos en el profesionalismo. Que no nos pase con ellos, que no los dejemos ir sin un gesto de amor acorde a la entrega que le dieron a la causa.  Si bien pasan jugadores innumerables por estas toldas, algunos dejan grabado su nombre con letras doradas en la historia y merecen grandes honores.  Ojalá antes de que sea tarde recordemos que el amor es así: amores y odios, llegadas y despedidas.

 

Cristian Marín

1 comment

  1. Orlando Ruiz P   •  

    Es asi doloroso!! Grandes jugadores y glorias del DIM se van sin el reconocimiento nde la hinchada porq entre otras cosas si no lo saben muchas veces expresidentes y exdirectivos del Dim en los ultimos 12 años eran hinchas de Nacional

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