Te estábamos buscando, Matador

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Después de pasar dos meses y medio sin pisar las tribunas del Atanasio Girardot, luego de acostumbrarnos a disputar fases finales del torneo colombiano de manera consecutiva, es apenas normal que nuestros ánimos por volver a la cancha estén en punto de ebullición. Sin embargo, no se lograron vender más de 20.000 abonos y los que armamos la fiesta en el estadio nos estamos preguntando si este semestre vamos a tener con quién chocar las copas.

Pero, ¿qué nos hacía ir con tales ansias al coloso de la Avenida Centenario, cuando los abonos sobrepasaban los cientos de miles de pesos y ‘El Poderoso’ jugaba tan mal? A mí y a muchos de mis parceros de cancha no nos cabe duda de que una de las razones era el argentino Germán Ezequiel Cano.

Siempre nos encantó ver en sus ojos y en su juego sus ganas de ser campeón con el rojo. Quién no gozó en la final de ida contra Millonarios en 2012 ver cómo se echó a cuestas todo el equipo y en general, el resultado de ese torneo con no mucho más que su voluntad y una capacidad de definición que, comparada con la de Juan Fernando Caicedo (me perdonarán sus believers), es más que impresionante.

Existen discusiones acaloradas entre hinchas de si Cano es un ídolo poderoso o no lo es, o no tanto como para merecerse tal recibimiento en el Aeropuerto José María Córdova de Rionegro casi a la media noche. Si un ídolo es quien ha ganado títulos con y para el equipo, les cuento que Hernán Pertuz tiene dos títulos con el Medallo y a mí no me dan ganas de cantarle.

En este caso, Cano, para el rojo, es igual que esa paradoja de “qué es mejor: ganarle una estrella a cualquiera o mandar a la B a tu rival de patio”. Yo, siendo del lado de los que quieren mandar a la B, pienso que el argentino se acerca mucho a mi idea de ídolo no por los títulos a los que nos acercó, sino por, en cierto sentido, salvarnos del descenso.

Al igual que, sin ánimo de ser crucificada, pienso que Germán Cano representa lo más cercano que podemos experimentar de ese sentimiento que vivieron los hinchas de hace más de 60 años, cuando tenían el placer de conversar con ‘El Charro’ Moreno y pedirle personalmente el favor de que salvara los partidos. Nuevamente, tenemos a un jugador cercano que en la cancha trata de equiparar nuestro aguante en la tribuna, la dosis perfecta de una camiseta que se suda y la evidencia de los 54 goles que marcó en su primera etapa en el DIM, cuando fue dos veces goleador del Fútbol Profesional Colombiano.

Si ver jugar a Germán Cano nos hacía falta y nos enciende, hay que aprovechar esa euforia y alentar más fuerte, necesitamos de la esperanza para volver a ser fiesta y carnaval en el estadio, esa alegría a la que no le importa el resultado mientras note el amor de absolutamente todo aquel que viste la Sagrada. Ojalá nos hagás hinchar el pecho de nuevo, esa es la razón por la que te estábamos buscando, Matador.

@LaLau5972

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