Va llegando a su final el mandato de Aníbal Gaviria y entre las muchas críticas que en este espacio le hice, quiero resaltar nuevamente su pésimo manejo de la comunicación.
Es claro que Gaviria hace parte de la vieja escuela, esa que establecía con claridad que gobernar consiste en dirigir. Él sí que lo ha hecho, lo cual no significa que el resultado haya sido positivo, pues simplemente se dedicó a encerrarse en su despacho y delegó en la figura de los vicealcaldes toda la responsabilidad. Y delegar no es malo, por el contrario es necesario, pero una cosa es hacerlo y otra distinta olvidar que los ciudadanos votaron por un gobernante y no por una ilusión que aparece solo para recibir premios y anunciar eventos internacionales en la ciudad.
Y es...