En este momento creo que no existe católico -o cercano al catolicismo- que no esté dolido o confundido. Primero, con los escándalos de abuso sexual que han estallado en diferentes diócesis y recientemente, con la carta de 11 páginas del exnuncio apostólico monseñor Carlo María Viganò en la que, además de revelar una serie de eventos y encubrimientos, pide la renuncia del Papa Francisco por no haber actuado, según él, adecuadamente en la sanción del excardenal Theodore McCarrick, y arzobispo emérito de Washington, a quien se le comprobó recientemente un historial lamentable de abusos sexuales.
Muchos hemos llegado a la Iglesia atraídos por el testimonio de personas que deciden entregarle su vida a Dios y que viven acorde con esa entrega aún en...