Aunque los detalles de la interferencia de Rusia en las elecciones estadounidenses de 2016 siguen sin estar claros, nadie duda de que Moscú ha construido un robusto arsenal tecnológico para emprender ciberataques. Y a medida que las tensiones entre los dos países aumentan, hay una buena probabilidad de que el presidente Vladimir Putin considere usarlo contra los intereses estadounidenses -si no es que ya lo ha hecho.
Una ciberguerra rápidamente podría convertirse en una guerra real, con armas y víctimas reales. Y a pesar del potencial destructivo de la ciberguerra, hay pocas normas en cuanto a cómo tales conflictos deben ser desarrollados, o mejor aún, evitados.
Las armas cibernéticas no desaparecerán y su expansión no puede ser controlada....