El atentado terrorista de esta semana en Estambul exige, necesariamente, una reflexión sobre el fanatismo como causa y madre de las violencias que acosan a la humanidad.
Estuve hablando sobre el tema con mi tío, el padre Nicanor Ochoa. Como hombre de iglesia, él sabe de eso porque casi siempre las religiones, el catolicismo incluido (algunos sectores de nuestra religión, para ser justos) han bordeado el fanatismo y la intransigencia. Y hoy, el islamismo (algunos sectores del Islam, para ser también justos) ponen en jaque a la humanidad con sus desafueros en nombre de la religión.
Con rostro adusto y su voz acurrucada en una inocultable tristeza, mi tío empezó a hablar.
-Yo creo, sobrino, que porque la intransigencia es irracional, que sería decir...