A propósito de las fuertes lluvias que azotan al país, recordé la emergencia que se produjo en La Guajira en el pasado mes de agosto y que venía acumulándose por años, gracias al abandono estatal y por supuesto al deporte favorito de algunos políticos: invertir mal los recursos y/o quedarse con ellos.
Somos un país coyuntural por naturaleza. Por esos días se implementaron estrategias de choque para mitigar la crisis, se hicieron recolectas de agua para llevarle a los guajiros y ayudarles así a mejorar sus condiciones (organizadas sin planeación y que ocasionaron más inconvenientes de los que solucionaron), el Gobierno inauguró pozos y los funcionarios en sus discursos prometieron y recontraprometieron que las cosas cambiarían. Hoy siguen igual,...