“Cuando la estafa es enorme ya toma un nombre decente”. Ramón Pérez de Ayala
Los que abusan de la fe, el temor y la necesidad de los hombres no tienen perdón y deben ser castigados no importa que sean terroristas o presidentes, y menos si están aliados para estafar a otros.
El fin de la vida o el sufrimiento en ella es materia prima para que los estafadores se aprovechen de los temerosos e incautos desesperados por una aparente solución que los lleva a aceptar cosas impensables.
En 1997, 39 seguidores de la secta “Puerta del Cielo” se suicidaron, y los hombres se habían dejado castrar antes, convencidos de que se salvarían del fin de nuestro planeta y sus almas obtendrían un tiquete en primera clase en un “ovni” que se ocultaba tras el cometa Hale-Bopp....