Esta semana llega a su fin el verano en el hemisferio norte. El calor se disipa. Poco a poco, las hojas de los árboles cambian de color. La gente regresa a su trabajo. Las ciudades despiertan del letargo.
Mientras tanto, casi en silencio, y sin que el mundo se dé por enterado, el hielo marino más denso y más antiguo del océano Ártico, roto en mil pedazos, se aleja de las costas del norte de Groenlandia.
El fenómeno -calificado por los meteorólogos como “altamente inusual”- es el resultado de una ola de calor nunca antes vista durante el verano en el norte de Europa, Rusia, Canadá y Estados Unidos.
El hielo desprendido es descrito como el último sobreviviente del hielo marino del Ártico que permanecía congelado año tras año, incluso durante los...