Creo que todavía están a tiempo las universidades para poner por obra una estrategia preventiva contra la amenaza neofascista, totalitaria y de pensamiento único. Es una corriente que está al acecho. La negación de la crítica, de la cultura de la discordancia y de la controversia civilizada está emergiendo con signos inquietantes en el mundo universitario, tanto en Europa y Estados Unidos como en Latinoamérica y, por supuesto, en el país nuestro.
Se dirá que la universidad es trasunto de la realidad social. Es cierto en parte, pero no tiene por qué aceptarse como argumento para acoger las tendencias más destructivas de la sociedad abierta como si se tratara de fenómenos inevitables y obligatorios. Si en el escenario social aparecen señales de...