Mucho antes de subirse el Papa Francisco al avión que en seis meses lo conducirá a Colombia, el presidente Santos madrugó a capitalizar a su favor la visita. La considera como el espaldarazo definitivo, ungido con óleo santo, a sus excesivas concesiones habaneras.
Tuvo que salirle al quite el Nuncio, monseñor Ettore Balestrero, para aclarar esta interpretación marrullera. Francisco “viene a encontrarse con todos los colombianos. No viene con un mensaje político, sino religioso y espiritual”. El Papa, dice el Nuncio, “quiere unir y no dividir”. Oportuna aclaración para contrarrestar las mañosas lecturas que quizá buscan desviar la atención de los ciudadanos de aquellas encuestas que cada día deterioran más la imagen presidencial.
Mas a pesar de...