Nos comportamos mejor cuando nos están mirando. Aunque eso de mejor o peor es subjetivo y el juicio dependerá de la moral colectiva. El control social funciona, aunque no siempre como debería, porque la sociedad observa y trata de mantener lo que llaman el statu quo. Sin embargo, a casi nadie le gusta cómo funcionan las cosas; nos exaspera la burocracia, la cantidad de requisitos absurdos, la corrupción. Ahora, como finalmente necesitamos comer, terminamos fortaleciendo el sistema y siguiéndoles la corriente a quienes hacen su trabajo a medias o tienen algún poder. Oponerse a lo que se ha normalizado implica un riesgo. Puede que te miren raro o que te nieguen un contrato. Esos son los riesgos menores, ya que también te pueden agredir o matar...