Un comentarista de mi columna de la semana pasada afirma basándose en unos videos del economista español Jesús Huerta de Soto, que “la justicia social prostituye el concepto de justicia, es arbitraria, corrupta, y que ha sido utilizada en los Estados de bienestar y en regímenes socialistas para justificar la mayor injusticia, a saber, quitarles a los ricos para darles a los pobres”.
Es importante recordar mi argumento: los problemas de justicia social en nuestro país deben resultar de la comprensión de la injusticia real que viven millones de personas excluidas del disfrute de sus derechos. Por ejemplo, la experiencia de injusticia en el campo resultó del despojo de las tierras de los campesinos que los grandes hacendados hicieron en las últimas...