Entre la gente y hasta entre algunos periodistas hay una percepción equivocada sobre los derechos y los deberes, los alcances y las limitaciones de los comentaristas y columnistas. La actitud egocéntrica y la tendencia a cultivar el vedetismo desvirtúan el verdadero sentido de la responsabilidad de interpretar la realidad y orientar a los lectores acerca de los hechos de actualidad e interés público.
Un columnista, cuando acepta el deber de contribuir a la comprensión de lo que pasa en la sociedad, no tiene por qué privilegiar entre sus líneas temáticas los asuntos íntimos y domésticos. No sólo me refiero al incidente de la respetada colega que ha venido ocasionando variadas y hasta temerarias conjeturas en una audiencia afectada por la crispación...