La doble moral del antioqueño quedó expuesta con la solidaridad de facto manifestada hacia las Empresas Públicas de Medellín e Hidroituango.
Mientras nadie duda de un respaldo para sortear la difícil situación generada en la región del norte y el Bajo Cauca, eximir a las Empresas de su responsabilidad sin siquiera mediar una investigación somera, es una actitud inexplicable, una exoneración casi escandalosa porque allí hay asuntos por aclarar.
El antioqueño de hoy, tal como el de antes, sigue convencido de que es una raza superior y que además es perseguida. (Hablamos en general).
Ese viejo concepto de raza, hoy desvirtuado por la ciencia, pues aunque nos cueste solo somos parte de la especie Homo sapiens, como los demás 7.500 millones de humanos...