La libertad del coronel Plazas Vega era algo que esperábamos y que nos ha traído una gran alegría en esta Navidad. Su detención, el juicio irregular, amañado, plagado de inconsistencias, inclusive falsos testigos, y la consecuente condena a 30 años de prisión, era inaceptable y profundamente doloroso para los colombianos de bien.
Con este dictamen la Corte restituye, no solo la libertad y el honor de este destacado militar, sino también algo de la fe perdida en la justicia colombiana. Claro que los 8 años que demoró su calvario serán, para siempre, una mancha vergonzosa en nuestra justicia. Ojalá este caso marque la pauta para destrabar otros semejantes, como los de los generales, Arias Cabrales, Rito Alejo del Río y Uscátegui.
Otro motivo de...