Para la prolífica familia Ramírez Arboleda, de Aranjuez, la vida ha sido una larga tertulia con el fondo musical de tangos, boleros, música colombiana y española. Que no falte la poesía.
La historia arrancó en los años cincuenta, cuando la matrona, doña Amanda Arboleda, primera voz del coro de la iglesia de san Nicolás de Tolentino, cumplía a rajatabla el mandato bíblico de “creced y multiplicaos”.
De la noche a la mañana tenía cinco hijos. Entonces se animó a preguntarle a su confesor si podía tomar anticonceptivos. El fraile respondió con un no rotundo que se oyó hasta en Moscú.
Como al barrio no había llegado el anticonceptivo de pared llamado televisor, y el impetuoso don Ovidio, un discreto san José, no daba tregua, doña Amanda parió doce...