Una bomba estalló cerca de su casa en la segunda guerra mundial “lo cual prueba que Hitler iba detrás de mí”.
Este gocetas pronto abandonó la escuela. La remplazó por la calle, el mejor cuarto que tiene toda casa. Considera que él y sus colegas músicos son simples juglares.
Ha metido coca, maracachafa, peyote, mescalina y yerbas afines. Ha incurrido en tantos excesos que creyó pertinente aclarar en “Vida”, su insólita autobiografía, que el cuerpo es algo que ha de funcionar, hagas lo que le hagas. “Olvídate de estar cuidándolo”. Pero siempre ha sido de una disciplina espartana para alcanzar la perfección dentro de su oficio.
“MiniRichards”, como le decían en la escuela para “bulliniarlo”, es de los que proclama que los recuerdos son una forma de...