Es muy probable que desde ahora el Papa y sus inteligentes asesores estén bosquejando los mensajes que nos pronunciará durante su visita de cuatro días a Colombia. Es obvio que esté abriéndose una gran expectativa sobre las verdades que Francisco va a decirnos. Sería desconcertante si al despedirse para regresar a Roma quedáramos con la sensación de que otra vez rezamos mucho pero no alcanzamos a sintonizar la moral religiosa con la ética social y ciudadana, no sólo para sostener la fama de ser muy católicos y muy piadosos, sino para asegurar que la presunta intensidad de la fe iluminará la realidad de la vida diaria.
No será ninguna sorpresa que los políticos de siempre estén haciendo maquinaciones habilidosas para ponerlo de su parte, mostrarlo...