Querido diario: los noticieros de hoy me llevaron a 1984. En aquel entonces, estudiaba en uno de los tres colegios de monjas católicas a los cuales sobrevivió mi juventud. Cuando salíamos al recreo un tipo solía aguardarnos, allende los muros escolares, envuelto en un gabán. Tan pronto estábamos filadas en el balcón, se desabrochaba el abrigo y exhibía su “miembro viril” (vaya grandilocuencia). Una y otra vez repetía el ritual, mientras los hábitos negros y blancos aleteaban vertiginosos, ahuyentando a las espectadoras del “palco de honor”.
“El procurador Alejandro Ordóñez le solicitó a la Corte Constitucional que no acepte las pretensiones de la demanda que busca que las instituciones educativas impartan una cátedra de educación sexual a niños...