Hace dos semanas se efectuó la consulta interna del Partido Liberal en medio de la apatía general de la ciudadanía y de la opinión pública. Solo hubo ruido en los medios de comunicación y entre muchos columnistas, lo que da a entender que el Partido está sobrerrepresentado en esas esferas. Un partido que es como un espectro; como algunos de esos santos a los que la Iglesia bajó hace tiempos de los altares pero que todavía tienen devotos despistados que gastan plata en veladoras y tiempo en oraciones.
Tristes los argumentos del debate sobre la consulta. Que el problema era la plata –los benditos 40 mil millones–, que se agravará cuando nos cuenten que la dirección liberal se embolsillará 3 mil millones por reposición de votos. Otra letanía fue...