A juzgar por el comportamiento previo del régimen de Venezuela, su reacción ante una derrota en las elecciones legislativas del 6 de diciembre puede ser la de realizar un golpe de estado poselectoral dentro de algunas semanas, una vez que la atención internacional se haya desplazado hacia otro lado.
Pero esta vez, a diferencia del pasado, le será más difícil al presidente Nicolás Maduro burlarse de las reglas democráticas. Con la economía colapsada, la tasa de inflación más alta del planeta, los estantes de los supermercados semivacíos y un entorno internacional mucho menos amigable, estas elecciones podrían marcar el principio del fin de uno de los gobiernos más corruptos e ineptos en el mundo.
La mayoría de las encuestas de opinión pública previas...