Educación

Entre lo virtual y lo presencial, lo mejor de ambos mundos

Si bien las modalidades de educación virtual no son nuevas, la llegada de la pandemia por COVID-19 no solo las incrementó, sino que cambió el ADN de la educación.

Politólogo, periodista, mitad músico. De los que todavía creen en un mundo mejor. El periodismo como forma de vida.

20 de octubre de 2025

Entre 2020, año en que la cuarentena entró en vigencia, y el primer semestre de 2024, las matrículas en programas virtuales de educación superior en Medellín se duplicaron, pasaron de 12.595 a 30.136, de acuerdo con el Sistema Nacional de la Educación Superior del Ministerio de Educación de Colombia. Por su parte, la presencial, aunque ha disminuido, sigue siendo la preferida por los estudiantes en la ciudad, pese a que en el mismo rango de tiempo pasó de 221.938 a 200.172 matrículas, según el mismo informe.

Las instituciones educativas vieron en esta dicotomía la posibilidad, y probablemente la necesidad, de encontrar otros caminos para explorar otras formas de enseñanza. De allí la relevancia de los modelos híbridos de educación, aprendizaje y evaluación, definidos por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) como: “modos educativos en que los estudiantes aprenden y son evaluados —al menos, en parte— mediante el acceso en línea a contenidos”.

El organismo agrega que la idea de estas estrategias es diseñar experiencias presenciales y virtuales como espacios complementarios de educación. Pero ¿cómo se han adaptado las universidades? Acá le contamos algunos ejemplos:

Una universidad 100 % híbrida

Con una oferta académica completamente híbrida, que abarca 38 programas entre pregrados y posgrados, la Fundación Universitaria Ceipa se posiciona como la universidad con mayor apuesta por este tipo de oferta en la ciudad. Por medio de modelos que surgen al combinar la flexibilidad de lo digital y el valor de lo presencial, la universidad busca enriquecer la experiencia de aprendizaje.

Según Diego Mauricio Mazo, rector de la universidad, el modelo de aprendizaje del Ceipa permite asistir a las clases desde “cualquier lugar, en cualquier momento, sin perder la posibilidad de aplicar lo aprendido en la práctica”.

Su modelo flexible también permite consultar los materiales de las clases en formatos de audio, video y texto, según las necesidades de los 5.000 estudiantes que actualmente se encuentran activos en 19 países. “La educación no debe tener barreras de tiempo o espacio [...] por eso diseñamos modelos que integran lo mejor de ambos mundos”, explica Mazo.

Un proyecto de posgrado híbrido

La Universidad Pontificia Bolivariana (UPB) abrirá en 2026 su primer posgrado completamente híbrido. Se trata del programa de Epidemiología, que combinará presencialidad con virtualidad, y abarcará más que solo el concepto de estar o no estar en un salón de clase.

La Universidad se encuentra en el proceso de adecuar aulas híbridas en las que, tanto estudiantes como profesores, tengan las herramientas necesarias para crear un ambiente en el que la participación y el conocimiento sean flexibles; desde el uso de pantallas hasta la insonorización de espacios, y la creación de módulos para trabajos grupales.

“[...] el objetivo es mantener lo más fuerte de la presencialidad, pero aprovechando un modelo de educación virtual que tiene la universidad, manteniendo la flexibilidad que busca la gente en cualquier lugar del mundo”, explica Andrés Ochoa, director de Formación Avanzada de la UPB. Con esta idea de “diversidad en actividades de aprendizaje”, señala Ochoa, se espera que los estudiantes puedan conectarse desde cualquier lugar, o asistir presencialmente, y consultar las clases en caso de no asistir.

Lea también: Así está la oferta de educación superior en Antioquia

Adaptar los recursos al estudiante

Actualmente la Universidad de Antioquia ofrece 34 programas con modalidades que combinan virtualidad y presencialidad, y aunque la pandemia aceleró el proceso de transformación, la universidad ya venía contemplando estos cambios de forma orgánica.

Doris Adriana Ramírez, coordinadora de Educación Virtual de la universidad, explica que la transición hacia otras modalidades de aprendizaje, entre ellas la híbrida, se hace con base en las condiciones de adaptación tecnológica de cada estudiante y la cobertura de la universidad en la región.

“Para eso formamos a los estudiantes [...] nosotros podemos tener un programa que sea presencial, tenga otra versión virtual, tenga otra versión presencial con apoyo de TIC y tenga otra versión con apoyo, por ejemplo, de la radio”, explica Ramírez.

Los cambios en los programas también vienen acompañados de infraestructura y plataformas de aprendizaje como Moodle, además de la formación de los profesores. “Seguirán existiendo los programas presenciales, porque es la razón de ser de la universidad, pero la universidad no puede darles la espalda a estas tecnologías”, aclara.