Educación

Formar profesionales o personas: ¿Una asignatura pendiente en la U?

Además de excelentes profesionales, desarrollar hablidades blandas constituye uno de los mayores retos.

Politólogo, periodista, mitad músico. De los que todavía creen en un mundo mejor. El periodismo como forma de vida.

20 de octubre de 2025

Tequila camina por la Universidad Pontificia Bolivariana y se roba las miradas de todos, se siente tan cómoda en el salón de clase como cualquier otro futuro diseñador gráfico. Así no vaya a recibir un diploma al final de la carrera, ella cumple con su labor: acompañar emocionalmente a su dueña, Corina Delgado, diagnosticada con depresión y ansiedad.

El diagnóstico de Corina llegó en la adolescencia y, después de pasar por varios procesos psicológicos, la perrita shih tzu apareció como una opción de compañía y apoyo para sus cambios de ánimo. “Cuando me dan ataques (de ansiedad), se acerca y me consuela”, explica.

Desde que ingresó a la universidad le hicieron pruebas psicológicas y la pusieron en contacto con una ruta de apoyo que le permitió gestionar los permisos para traer a Tequila como su animal de apoyo emocional. Pero el proceso no para ahí: Corina sostiene un contacto permanente con el equipo psicosocial de la universidad para hacer seguimiento a su salud mental.

Estos seguimientos hacen parte de un modelo pedagógico que, como explica Julio Gómez, coordinador psicosocial de la UPB, la universidad ha implementado para acompañar a los estudiantes desde las aulas y desde sus propias habilidades, un modelo que busca priorizar las capacidades humanas a través de las actividades que se desarrollan en la universidad. En otras palabras, crecer en diferentes facetas personales y de salud mental mientras se aprende.

Buscando un equilibrio

Muchas universidades, señala Henao, empezaron a notar la necesidad de incluir estas competencias, sobre todo después de la llegada del COVID-19 que evididenció la brecha en la forma en que los pénsums académicos se estaban diseñando.

Aunque las universidades han tratado de ampliar las ofertas de atención o proponer cátedras, lo ideal sería que estas competencias sean parte del proceso académico formativo, y no una materia de “relleno”.

En esa misma línea, el coordinador psicosocial de UPB, Julio Gómez, agrega que, si bien se trata de un reto “enorme”, la universidad avanza en el cuidado de los estudiantes. “Ahora el docente da cuenta no solamente de cómo el estudiante aprendió acerca de las materias, sino cuáles fueron esas habilidades de trabajo y tipo de gestión emocional que se priorizaron”, añade.

Corina dice sentirse en un ambiente seguro; los profesores, la universidad y Tequila le ayudan a sobrellevar su diagnóstico, pero también entiende la complejidad de un asunto en el que, parece, las universidades están cada vez más llamadas a intervenir. “Yo puedo contar mi historia, pero la gente tiende a ser más reservada”, sentencia.

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Las habilidades “blandas”

Hablar sobre competencias o habilidades socioemocionales es hablar de cómo se puede ser inteligente desde las emociones, aprender a entenderlas y desarrollarlas. “Se les llama habilidades blandas, pero son decisivas”, apunta Luis Felipe Henao, psicólogo clínico y educativo.

El modelo educativo ha estado enfocado en preparar a los profesionales en cada una de sus áreas de conocimiento, pero ha empezado a cuestionarse si el manejo de situaciones difíciles, el trabajo grupal y los momentos de tensión en ambientes laborales hacen parte de esa realidad. Esto, explica Henao, implica no solo ser bueno en lo técnico y teórico, sino saber manejar las emociones.

Dos tipos de competencias destacan entre las llamadas habilidades “blandas”: las de ámbito interpersonal, que facilitan las relaciones entre personas, y que van desde la empatía y la comunicación efectiva, y las de ámbito personal, que incluyen la imagen de cada persona frente a sí mismo, incluyendo el manejo de sentimientos negativos como rabia, tristeza, frustración, afrontar incertidumbre o estrés.

Aquí es donde Tequila hace su trabajo al acompañar a su dueña en el manejo de sus sentimientos. Aunque su función no es eliminarlos, su presencia ayuda a tramitarlos. Así, junto con el debido acompañamiento psicológico que recibe Corina, ella va desarrollando estas habilidades para su formación integral como profesional.

“Las dos disfrutamos de la universidad [..] Y siento que contar historias a través de imágenes puede ayudar a las personas en sus inseguridades, en personas con depresión, con ansiedad, en hacer un cambio”, añade la futura diseñadora gráfica.