Otro milagro de las empanadas: resucita la iglesia del barrio San Pío
Tras la caída del techo, la comunidad ha trabajado sin descanso para reconstruir el templo.
Periodista de la Universidad de Antioquia. Al igual que Joe Sacco, yo también entiendo el periodismo como el primer escalón de la historia.
La tarde del pasado Domingo de Resurrección se armó una “rumba” religiosa tan grande en el parque del barrio San Pío X de Itagüí que hasta las imágenes de las figuras de Cristo, la Virgen María y los apóstoles resultaron “bailando” entre los arreboles del fin de esa tarde.
La situación podría ser hasta contradictoria para los fieles más fervientes del catolicismo –teniendo en cuenta la solemnidad con la que en otras partes se maneja la fecha más importante de la cristiandad–, pero en San Pío, el motivo era más que justificable para la fiesta.
Y es que luego de casi cinco años de la tragedia en la que el colapso del techo condenó a muerte a la vieja estructura de más de 60 años, la feligresía pudo volver a disfrutar de una Semana Santa sin tener que guarecerse bajo carpas y plásticos. Esta vez, por fin, pudieron orar protegidos por los nuevos muros y el nuevo techo que dan cuenta de la “resurrección” de esta iglesia tan importante para la comunidad de este barrio del sur de Itagüí.
Ese domingo, el párroco Pedro Pablo Agudelo Gutiérrez sintió un poco más ligera la carga de reconstruir el templo, pues ese día se sintió conmovido al ver que varios de sus feligreses al ingresar al nuevo espacio lloraban y aplaudían de la emoción.
“Siento que realmente valió la pena esperar tres años de trabajo para recibir esas muestras de aliento porque uno a veces pensaba que la comunidad estaba como silenciosa ante el esfuerzo de la reconstrucción. Pero cuando llegamos, me sorprendí con esas expresiones de cariño”, narró Agudelo.
“Habemus” muros
Ya son tres años de intensas labores que han rendido frutos y han hecho que la iglesia llegue a un 85% en su reconstrucción. Aparte del techo, la iglesia ya tiene lista su nueva estructura así como los nuevos muros en bloques de cemento que permiten mayor luz natural y que están casi listos gracias al empeño de los cuatro obreros que trabajan sin descanso y que actualmente se empeñan en finalizar el frontis entre el retumbar de sus martillos en dicho espacio.
“Con la adecuación de los cenizarios –que pasaron de 900 a 1.300– también hemos avanzado. Para finales de este mes podamos entregar algunos, eso sí aclarando que el espacio no está en un 100% pues hay que terminar los acabados”, apuntó el párroco.
Al ver el ritmo de las obras, la comunidad de San Pío ha estado más que animada con la ilusión de ver su templo terminado pronto. Por eso doña Blanca Campillo destacó el papel que la gente ha tenido con sus aportes en las actividades gestionadas por la propia iglesia en las que hasta el más mínimo aporte cuenta y en las que siempre hay manos dispuestas. De hecho, a punta de ventas de empanadas, bingos, rifas, donaciones y hasta promociones de viajes han recogido $1.439 millones, toda una fortuna teniendo en cuenta que la comunidad circundante no tiene grandes recursos.
“Este ha sido un esfuerzo mancomunado de la comunidad, de algunas personas de Medellín e incluso de gente del exterior que se ha vinculado a la reconstrucción”, dijo Agudelo quien agregó que entre el valor del seguro de la iglesia y lo recogido por la feligresía ya se suman cerca de $3.500 millones invertidos en la reconstrucción.
Gracias a la buena inversión hecha, los feligreses han venido retornando a su templo y sobre todo en la pasada Semana Santa, según comentó Laura, la dependiente de la cafetería Lety, quien también agregó que por esto las ventas en el negocio han subido.
Último esfuerzo para el milagro
Aunque las tareas avanzan, la Parroquia se lamenta de que una vez se terminen los recursos hoy disponibles habrá que salir a buscar nuevos para terminar lo que queda pendiente y que, según las cuentas, se centran en la instalación de ventanería y de puertas, del sistema eléctrico y de lo concerniente a la “obra blanca” de la nave del templo y los salones parroquiales.
Por eso en la Iglesia de San Pío –aunque son conscientes de que se ve que ya hay luz al final del túnel– le pide a quienes quieran aportar que no desfallezcan en el último esfuerzo para conseguir el dinero necesario para terminar lo que queda pendiente. Porque de llegar a consolidarse este apoyo, el templo logre terminarse en 2024.
“Mucha gente me preguntaba si sí iban a tener vida para disfrutar del nuevo templo, y hoy, aún así viendo lo que le falta, agradecen porque sí han podido hacerlo”, expresó el sacerdote. Por eso en San Pío hacen votos para que así sea y en ello centran su fe, porque saben que esta no solo mueve montañas, sino que también junto con la venta de empanadas “resucita” iglesias.