Antioquia

Aún no retornan a sus casas los damnificados por el vendaval de los días recientes en Murindó, en el Urabá antioqueño

El municipio les ha suministrado alimentos y está pendiente de proveer a las familias de plásticos mientras se decice cómo reparar los techos de las casas.

10 de julio de 2025

Poco a poco, el municipio de Murindó, en el límite de la subregión de Urabá con el departamento de Chocó, comienza a retornar a la normalidad relativa que se vive en su territorio, tras el vendaval que el pasado domingo azotó a una comunidad dentro de su territorio.

El Dagran (Departamento Administrativo de Gestión del Riesgo de Desastres de Antioquia) reportó que a estas alturas de la atención, el Municipio ya entregó ayudas a 23 familias damnificadas por los fuertes vientos que se presentaron el pasado 6 de julio.

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La emergencia obligó a la evacuación temporal de cinco viviendas que están por lo pronto alojadas donde familiares y allegados, en tanto se realizan las reparaciones respectivas que vuelvan a hacer habitables sus casas.

Por su parte, este jueves el coordinador de Riesgo de Murindó, César García, confirmó que los damnificados han recibido kits alimenticios y que la administración local buscará entregarles plásticos como salida temporal a lo que requieren con el fin de que pongan una cubierta sobre sus techos, mientras que deciden una solución definitiva.

Apuntó que el vendaval del domingo no fue tan fuerte comparado con otras que se han presentado tiempo atrás en esa zona, pero alcanzaron a afectar a las familias mencionadas de la comunidad de Coredó, donde hay un resguardo indígena de la etnia embera.

Este poblado conformado por 37 familias en total, está ubicado a un día de camino por terreno selvático desde el casco urbano de Murindó, en los límites con el municipio de Frontino.

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“Murindó se mantiene en permanente estado de calamidad. Cuando no es el verano, es el invierno. Ahora, en esta temporada hemos sufrido por las lluvias, pero cuando hace calor el problema son las sequías y las enfermedades”, apuntó García.

De hecho, en la noche del 18 de marzo de este año, también había padecido los estragos del agua, cuando muchos cultivos fueron arrasados tras un torrencial aguacero.

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La anegación debido a la salida de madre del cauce del río Murindó. Por la emergencia quedaron animales muertos, casas dañadas y cultivos destruidos.

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